120 días.

Día 32

¿Saben? Debo agradecer a la persona que me hizo daño. Sí, agradecerle por lastimarme tanto, pude ver la realidad en la que me encontraba, gracias, estoy aprendiendo a reconocer a la gente falsa. Muchas gracias, en verdad, ahora sé qué tipo de persona es. Aprendí que dar todo no significa recibir todo. Que en la vida me toparé con gente como ella, y sabré que no vale la pena. Prefiero mil veces ver esta realidad, prefiero la verdad antes que las mentiras, que sean directas antes que la hipocresía.
Odio la mentira. La odio con toda mi alma, creen que jamás los descubrirán, pero qué más da. La vida es demasiado corta como para desperdiciarla con la gente desagradable, voy a intentar ser feliz con las personas que me importan, las que siempre estén ahí de alguna manera, quienes se preocupan realmente por mí, a quienes verdaderamente quiero.

Pero, tengo miedo, miedo a lo que pueda pasar más adelante, no quiero más problemas, me da miedo que después de un tiempo todas tomemos caminos diferentes y que ya no sea lo mismo. Tengo miedo de decepcionar a las personas, tengo miedo a que se aburran de mí, tengo mucho miedo.

No sé nada y termino sintiéndome ansiosa.

Espero que todo resulte bien para todas. Ya fue suficiente, necesitamos un descanso mental de todo.
De los problemas, de las tristezas, de las decepciones. Todas queremos ser felices, y, de a poco, lo vamos logrando.

88 días. Faltan 88 días. Cada vez es menos la espera y estoy muy ansiosa.
De a poco voy sintiendo que ya no falta tanto, que las cosas van mejorando con el tiempo y que pueden llegar a ser aún mejores. Todavía falta mucho. Muchas cosas por sentir, por conocer, por experimentar, y no quiero morir sin vivirlas.