120 días.

Día 40

Tengo mucho sueño, estoy muy cansada. No puedo ni mantener mis ojos abiertos.

Por fin estoy descansando, creo que todo lo malo o todo lo peor ya pasó.

Debo confesar que alguna vez en mi vida me corté y por primera vez comprendí el porqué la gente lo hacía: transformaba el dolor. Todo lo que sentías que te mataba por dentro lo podías transformar a un dolor físico y eso calmaba tu interior. De alguna forma expulsabas todo lo malo que te hacía llorar.
Yo ahora estoy bien y sé que lo seguiré siendo, sé que no todo el tiempo o todos los días será así, nada dura para siempre, ya lo había dicho un par de veces, sin embargo me siento apoyada.
Y es que finalmente la vida no termina acá, seguirá mañana y pasado, y el día que sigue y el próximo. Y el que quiere cagarse la vida pensando y quedándose viviendo en el pasado, que lo haga.

No obstante no es un camino sencillo, uno va despertando de tantas cosas que creía realidad, vamos obteniendo tantas respuestas que necesitábamos. Yo ya tengo mi respuesta, y ahora sé lo que debo hacer.

Estoy cansada de todo, estoy bien, creo, pero estoy demasiado aburrida. Ya no le veo la gracia a las cosas. Poco a poco ya no quiero hacer ni ser nada. No quiero ser importante, no quiero ser profesional. Quiero ser nada.

80 días, parecen una eternidad. 80 días... ni siquiera sé si todo acabará ahí. Solo sé que a partir de ahí podré dormir hasta tarde, tal vez ir a la playa, luego, volver a lo mismo, por todo un año entero, nuevamente. Sinceramente no creo aguantar tanto, lo más probable es que escape, como la cobarde que soy. Escaparé de mis problemas y dejaré a todo el mundo en paz, serán más felices si yo no estoy, estoy segura de eso.