Día 28

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El día comienza bien.
Pero, de a poco, me voy sintiendo de muy mal humor. No lo sé, simplemente no tenía ganas de nada, me estoy convirtiendo en una vieja amargada, en serio intento ser feliz, reírme y sonreír pero no me sale. Así de sencillo, no me nace estar feliz, a veces creo que no tengo motivo para ser feliz.
Estoy consumida por el odio y el rencor, sinceramente no me importa lo que le pase a esa persona que me hizo tanto mal, tal vez sería muy cruel decir que me gustaría ver su sufrimiento. El rencor y el odio son sentimientos muy malos, te vuelven una persona mala y amargada, finalmente no ganarás nada sintiendo eso, pero no puedes perdonar tan fácil, claro, es sencillo dañar a alguien y luego decirle unas simples palabras de disculpa, cuando el daño ya está hecho, las palabras no te curarán en absoluto.
Entre el amor y el odio sólo hay un paso, yo en verdad quería alguien, pero me desilusionó totalmente. No es la persona que finge ser, y me molesta su hipocresía, me molesta mucho, es la primera persona que puedo decir que odio, personas tóxicas como ella deben mantenerse alejadas de mí, porque en algún momento puedo explotar y decirle todo lo que me provoca su sola presencia.
Lo único que me motiva para continuar son los 92 días que faltan para que todo termine y pueda dar un nuevo comienzo.
Hace mucho tiempo que no hacía algo de lo que no me enorgullezco, hace mucho tiempo que no vomitaba. Estaba orgullosa de eso, pero ya decaí de nuevo, me ganó de nuevo. Me sentía sucia, me sentía mal, y la única manera en la pude sentirme limpia, era esa, vomitando.
No me gusta hacerlo, sé que vomitar es malo, pero ya me da totalmente igual.

120 días.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora