No sé en qué momento las lágrimas han empapado por completo mi rostro. Este llanto duele y duele hasta las entrañas por más borracha que esté.-No quiero ir a trabajar - digo entre sollozos y doy un golpe sin fuerzas al tapizado del sillón - mi vida es una mierda...
-¿Escuchás lo que decís? - inquiere con malhumor Camila - ojalá yo tuviera tu vida.
No. Esto es una verdadera mierda, ni a mi peor enemigo le deseo que pase lo que estoy pasando... Cada sentimiento, cada vacío, cada silencio, cada vez que recuerdo a mamá, cada momento que me perdí junto a Kaden. ¿Por qué tuve que casarme con Sam? ¿En serio hace un tiempo era tan idiota de pensar que ese casamiento iba a ser lo mejor que me pasaba en la vida?
¡Que tonta, por no decir otra cosa, fui y soy!
Mi vida ahora es distraerme con trabajo y eso es horrible. Y no es para nada agradable tener que volcar todo el tiempo, ganas y fuerzas en algo como eso porque podría estar disfrutando como la mujer de casi 23 años que soy.
¿O mis pensamientos están errados? Capaz que sí. Capaz que estoy siendo sumamente egoísta porque no pude ser feliz con quien me llenaba de vida y eso conlleva a tener que desgastar mis energías en algo que no me place pero es obligatorio.
Quisiera escapar de la realidad, de este mundo enfermo que me rodea para estar, al menos, cinco minutos con él. Pero la vida también se encarga de ser egoísta conmigo y guardárselo para ella misma.
Y por eso estoy acá. Ahogando, como buena borracha, las injusticias que se presentan a mi vida en botellas de alcohol y un porro ya disuelto entre mis manos.
-No... No te gustaría - replico ahuyentando mis cavilaciones - abrazáme y decime que todo va a estar bien.
Camila envuelve en sus delgados brazos y me deja llorar todo lo necesario para desahogarme. ¿Qué se puede hacer para que la vida tome el curso que uno quiere? Nada, porque hasta lo más planificado siempre o se tarda o se adelanta en llegar. He aquí mi problema, no planifiqué estar de esta forma pero sabía que en cualquier momento iba a pasar. Sabía que intentaría arrancar un rato mis emociones con una botella. Sabía que lloraría tanto que Camila iba a ser la única en consolarme. No voy a decir que me he descosido llorando porque no es cierto pero cada lágrima es un dolor aparte de todo lo que sucede hasta hoy. Cada lágrima es un mundo y llega a lacerarme el alma hasta dejar casi nada de ella.
-Calmáte - susurra Cami acariciando mi pelo - todo va a salir adelante y ya vas a estar mejor...
¿Cómo puedo saber eso? ¿Y si todo se estanca y cambia para mal? Seguramente que en algún momento voy a dejar de sentir esto pero no se puede asegurar que eso sea de un segundo para otro.
-Eso espero Cami - sonrió débil y seco con el dorso de mi mano las gotas saladas.
-Obvio. Sos una buena mina, las cosas se te van a solucionar - exclama bebiendo otro trago de... No sé de qué. Pero tiene pinta rara.
Sonrío con más fuerzas y me llevo el segundo porro, que termino de armar, hacia los labios. Le meto una pitada profunda llenando mis pulmones del dulce humo.
Sensación de paz. Es esto lo que estoy necesitando pero no quiero volverme dependiente de algo como lo es la marihuana. Quiero ser libre, sin medios para llegar al fin... Sino por mí misma.
Suena el timbre y frunzo las cejas. Creí que no iba a venir nadie más a la mini fiesta de chicas de miércoles por la noche.
-Yo no llamé a nadie - se escuda Camila y agarra el pomo plateado de la puerta para girarlo y encontrarnos con un Bex sosteniendo más bebidas y un tipo castaño por detrás de él.
-¡Hola! - saludan al unísono los dos chicos. Bex, como siempre, con su típico estilo rockero y este chico también. Sus ojos aunque son pequeñitos poseen un color negro tan oscuro como el fondo de un abismo, los labios finos y la nariz recta. El cabello castaño es largo y le alcanza los hombros. Recorro con la mirada su cuello plagado de tinta, observo como una serpiente se enrosca en una mano y prosigo a sus brazos que están iguales.
-¿Qué hacen acá, Bex? - comparte un ínfimo beso cargado de deseo y vuelvo la mirada perdida hacia mis manos - hola Max.
Desparraman las botellas sobre la mesa y creo que en el estado en el que me encuentro ya no estoy en condiciones de seguir bebiendo.
***
Okey, dije que no iba a tomar más pero la situación lo acontece. No juzguen, a mal de "amores" buenos son los licores. No sé si la frase sea así pero rima bastante y en este momento donde no distingo qué es agua y qué es alcohol, todo vale.
Me percato de que Max me contemplo intrigado. ¿O ya estoy en un delirio místico? Arranca con suavidad el cigarrillo mentolado que reposaba en mi boca, ni siquiera lo estaba fumando solo estaba de adorno ahí y le da una fuerte calada.
Hace círculos con el humo que chocan en mis mejillas y lanzo una carcajada mientras poso una mano en su rodilla. Regreso el cigarrillo a mis labios y largo con lentitud el humo a centímetros de la boca de Max.
¡Wow! Tengo que admitir que es bonito. Pero acá solo estoy jugando, no puedo hacerle más daño a Sam y tampoco quiero llegar a algo por el despecho que me genera pensar en Kaden. Mi Kaden que corrió a los brazos de otra.
-Que sexy - arrulla el chico de cuello tatuado. Arqueo una ceja y sus manos van directo a mi cadera mientras una sonrisa maliciosa se dibuja en mi rostro.
-Disfrutá porque es hasta lo único que vas a llegar...
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Tortuoso engaño
ChickLitDespués de ser dejada por Kaden... Okey, no exactamente dejada pero sí salió por completo de mi vida. Y se convirtió en un verdadero infierno donde ni siquiera las llamas arden. Pero hay un dato curioso que pondrá mi mundo de cabeza como al principi...