30 - 2

1.4K 98 0
                                    


-Miráme, nena - exclama Kaden agarrando mis mejillas - escuchá el sonido de los pájaros y salí de ahí. No dejés que te consuma...

Caigo en picada libre en el abismo que han creado sus ojos. La oscuridad me persigue y se expande como una sombra incalculable frente a mí, intento correr pero es imposible moverme como si mis pies fueran dos bloques macizos están clavados al suelo de la nada en la que me encuentro.

Un camino de luces rojas se va encendiendo iluminando una corta distancia del recorrido. Consigo visualizar la silueta esbelta de una mujer y, de repente, estoy frente a ella. Su pálida piel, su cabello rojizo y sus ojos azules... ¿Quién es?

-Nunca pensaste llegar hasta, ¿no? - advierte con una extraña voz como resquebrajada.

-Ni siquiera sé dónde carajo estoy. Ni sé quién sos... - contesto sin muchas ganas - lo único que sé es que debés ser producto de mi imaginación. Kaden me está esperando.

-¿Segura no sabés quién soy? - arrulla y sus dedos rozan mi hombro. Puedo sentir como una corriente eléctrica pasando de cuerpo a cuerpo - ahora sí lo sabés.

-¿Yo misma? Eso tiene que ser una joda... ¿no? - tartamudeo mientras me tiembla el labio. El silencio, que ya había antes, ahora hace más ruido - ¿no, Madison?

-No. En parte puede ser, estás delirando. Enteraste en un mambo oscuro y Kaden te quiere sacar de eso - sentencia con rapidez - pero yo soy la que no dejás salir nunca. ¿Por qué reprimís todo lo que sentís? ¿Por qué te hiciste algo que no sos?

No sé muy a bien a qué se refiere, he cambiado con el tiempo eso es verdad e innegable pero de que no me muestro cómo soy me parece un disparate. Sus palabras afiladas van directo hacia mí como mil cuchillos. Es decir, mis palabras... Me estoy haciendo daño a mí misma con lo digo. Creo que no hay peor enemigo que la mente de uno, es exactamente como una jaula de la nunca pero nunca se puede escapar.

-Sabés que fue por Sam.

-Lo hicimos por Sam porque lo amábamos... Ahora todo es distinto.

-Tengo miedo... Sam ya no está conmigo como antes, definitivamente estoy sola y eso me da terror - murmuro al borde de las lágrimas.

-No estás sola, me tenés a mí - dice mientras extiende una mano. Cuando llego a tocarla, el color de azul del iris se convierte en un mar y su cabello, en el atardecer.

Muevo los dedos de los pies sintiendo la arena. Camino apenas unos pasos hasta donde el agua cristalina se asoma cuando las pequeñas olas rompen la armonía... Hundo mi mano en el mar y, de tanta transparencia, aprecio la sangre fluir por mis venas que atraviesa mi piel y tiñe todo rojo a su paso.

Me levanto de un salto por el susto y retorcedo cuando de la nada se manifiesta la presencia de Kiara ante mí... Es una ¿sirena? Realmente no me esperaba algo así...

Su larga cola de pez brilla en color tornasol y se ve muy linda.

-Kaden es todo tuyo ya... - anuncia con gracia y una sonrisa espléndida - no tendríamos que haber peleado nunca por él...

-¿Qué estás diciendo? - estallo en carcajadas y ella tuerce la cabeza además de mover esa rara cola para salpicarme con agua. Alza una ceja y clava su mirada en mí...

-Las sirenas son seres horribles, todo el mundo sabe eso - exclama una voz masculina detrás de mí. Cuando me giro encuentro a Max... Max con pelo de fuego, consumido hasta las entrañas y un aspecto desfavorecido.

-¿Qué te pasó? - indago con sorpresa. Mi cerebro no cuadra todavía que esto es producto de mi imaginación... Al menos de un resto de eso, estoy consciente.

-Pasó que me olvidaste por completo...

-Eso nunca, Max. Sos mi mejor amigo... Nunca me olvidaría de vos.

-Mejor empezá a hacerlo porque de eso depende que nosotros sigamos - esta vez el que habla es Sam. La apariencia de su piel tiene un color azulado, respira por la boca y sale un vapor frío, las cuencas de sus ojos están vacías pero pareciera que me perfora con la mirada.

-No tengo ninguna razón para seguir con vos así como tampoco tenés ninguna para seguir conmigo - farfullo al borde la indignación. Hace un paso hacia adelante y el lugar se torna sombrío...

-Claro que sí, florcita - su sonrisa se extiende de una forma exagerada y me genera miedo. Intenta acariciarme la mejilla pero me corro hacia atrás y eso lo hace molestar, chasquea la lengua y gira la cabeza contemplando en la lejanía la oscuridad que nos recubre. Capto el despliegue de unas alas totalmente rotas, quebradas y puntiagudas por la espalda de que quien creo que es mi esposo...

-¿Sam? - pregunto absorta en esas raras alas. Su rostro comienza a deformarse, enseña unos filosos dientes y arremete contra mí.

Caigo de espaldas golpeando mi cabeza y extiendo los brazos cuando siento el peso de su cuerpo contra el mío y el fétido olor que sale de su boca abierta frente a mi nariz.

Agarro su asquerosa piel cuando quiere morderme haciendo presión hacia afuera para no salir herida...

Dos. Tres. Cuatro veces que hace fuerza contraria a mí y mis brazos no dan más ya...

-¿¡Hasta dónde lo vas a dejar llegar!? - esa voz. Su voz. No es un héroe pero siempre logra que una parte de mí termine rescatándose de las cosas que me hacen mal.

Arqueo la espalda para poder verlo detrás de mí, tan resplandeciente y lleno de vida pero tan Kaden. Aunque es exactamente lo opuesto a Sam...

Pego con mi antebrazo a la mejilla de mi esposo haciendo que caiga a un costado y me levanto desesperada. Como puedo corro hacia el tatuado que consigue atraparme y envolverme en un abrazo...

Inspiro como si estuviera ahogándome y veo a Kaden frente a mí, abrazándome pero estamos en el baño de su departamento. Para ser más específica, nos encontramos bajo la lluvia cálida de la ducha.

Clavo las uñas en la piel de sus hombros y me aferro como nunca.

-No entiendo qué pasó... -

Tortuoso engañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora