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Y ahora es cuando me da un ataque al corazón. Nah, tampoco es para tanto pero sí está acelerado y prácticamente lo sostengo con la mano. Estoy segura que él puede escucharlo.

¡Nunca pensé volver a sentir esto por Kaden! ¿¡Qué hago!?

Sus ámbares destellan sorpresa y confusión cuando me analiza entera. Era de esperarse ya que yo nunca le había hablado de todo lo que concierne este asunto.

-Bueno acá es - digo cuando ya hemos llegado a la entrada del local e inserto la llave para abrir la puerta dando paso a un lugar totalmente a oscuras, lleno de tela de arañas y con demasiado polvillo.

Hay varias bultos dispersados en toda la habitación. Supongo que deben ser cosas viejas o que quedaron acá y nadie las vino a buscar.

Kaden pasa por detrás mío provocándome un escalofrío en la espalda y suelta un silbido cuando se aproxima a... ¿Un piano? Sí, efectivamente y es uno de cola. Logro ver cuando le saca lo que lo cubre a un gran instrumento, la madera se ha mantenido bastante bien a pesar de toda la mugre que anda dando vueltas por acá.

-Es tan genial - susurra casi inaudible arrastrando las yemas de los dedos por las teclas produciendo el sonido de cada una. Es increíble que esté en tan buen estado...

Consigue de la parte trasera una sólida caja y la improvisa como taburete mientras se sienta por delante del piano y sus dedos comienzan a tocar una suave melodía... Yo la conozco...

¡Es Para Elisa de Beethoven!

¿Hay algo que este hombre no sepa hacer? Sabe cantar, tocar varios instrumentos, cocinar, es bueno teniendo sexo, es amable... ¿Qué más se puede pedir?

La melodía invade el lugar y se torna tan armonioso que por momentos olvido que estoy junto a la persona que destruyo cada parte de mi corazón al irse. Y no, no puedo admitir que me enamoré de él... ¿Enamorarse del amante? ¿Dónde carajos se ha visto eso? Por ende, yo nunca sentí más que atracción y deseo físico por Kaden. O eso es lo que pretendo creer.

-Cerrá la boca, estás babeando - encima tiene razón porque tengo la mandíbula por el suelo prácticamente. Observo que se deja llevar por el dulce sonido tocado y cierra los ojos disfrutando de cada nota con gusto.

¡Es increíble...! ¡Increíble que me sigan pasando cosas con él...!

Los rayos del sol se filtran por los grandes ventanales que están cubiertos de pintura negra para que no se pueda ver hacia adentro que ya se está descascarando. Y le da un aspecto sombrío y curioso a la imagen de Kaden tocando un piano.

-Vení - arrulla en ese típico tono de él cuando está por hacer algo que me pone al borde de la locura. No sé porqué pero logro hacerme un lugar a su lado y me quedo embobada contemplando sus ágiles dedos movilizarse por las teclas.

Concluye la bagatela y sus ojos se posan con cuidado en mí. Me remuevo incómoda... ¿Por qué estoy tan cerca de él? ¿Por qué puedo escuchar tan acompasada su respiración y la mía está tan agitada? No... Esto no debería estar pasando. No de nuevo. Desliza el brazo por mis hombros y su cálida mano entra en contacto con la mía fría y me produce un choque interno y algo que no quiero que se despierte dentro mío.

Agarra mi mano libre y de alguna forma consigue que sus dedos guíen los movimientos de los míos arrastrando consigo la melodía de Para Elisa nuevamente. Me entrego a su acción despreocupada notando como mueve despacio la cabeza y lanza un suspiro.

¡Es el colmo! ¡La gota que rebalsa el vaso para mí!

Está tan aproximado a mí que en un acto reflejo entreabro los labios y mi corazón pone turbo al palpitar. Kaden reacciona casi de la misma manera y las teclas del piano quedan en un lugar lejano del olvido... Me envuelve por la cintura y extiendo los brazos por sus anchos hombros. Me sienta sobre él mientras nuestros alientos se chocan y observo su expresión relajada cuando recién me doy cuenta que hay un piercing en el lado izquierdo de su nariz. Y puedo decir que me encanta cómo le queda...

Acaricio con mis labios su mentón y se paraliza ante el superficial tacto. A mí me está volviendo loca no poder ir más allá de estos roces de mierda.

Ojalá todo fuera tan fácil como mandar las cosas de uno al carajo y lanzarse en picada por algo o alguien que te vuela la cabeza.

-Kaden, yo no...

-Ni yo Madi - chasquea la lengua y sus ámbares recorren cada facción de mi rostro - pero no hay nada que quiera más en este momento...

Tortuoso engañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora