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¿¡Me necesita!? ¿Puede eso tener un grado de verdad cuando hay tantas cosas entre los dos? La verdad que no sé pero pienso disfrutar de Kaden al máximo.

Siento como hace a un lado el encaje en mi zona más íntima y apoya la punta de su erección en mi entrada.

-No juegues... - sentencio en voz casi inaudible y paro un tanto el culo para refregárselo en la parte baja de su abdomen.

-Yo no juego, nena - arrulla tan caliente que siento como el calor de sus manos comienza a recorrer todo mi cuerpo. Me gira quedando frente a frente a él y lo beso como si fuera la última que vez que nos vamos a ver.

Me alza haciendo que enrolle las piernas a su cintura, su pierna se eleva bajo de mí para voltear todo lo que hay en el escritorio y me deposita con cuidado en el espacio libre.

-Kaden... - jadeo cuando la minifalda asciende hasta quedar en mi cintura y el tatuado se deshace de mi corpiño. Su mirada ámbar brilla cuando me admira el cuerpo y sé que es una muy buena señal para no arrepentirme de hacer esto.

-Estás tan buena... - gruñe llevándose a la boca mi teta derecha y la lame con placer hasta que no doy más en retorcerme. Alza la mirada para chocar directo con la mía y desciende con la punta de la lengua por mi vientre hasta llegar hasta ese botón mágico con el cual va a hacerme estallar en millones de pedacitos.

Su respiración se bate en el pliegue de mi pierna y me contempla como si fuera su presa a punto de ser devorada. La lengua de Kaden se introduce en mí y de solo el impulso mi espalda se arquea mientras estiro con fuerza de su castaño cabello y después lo vuelvo a hundir.

Vuelve con su boca hacia la mía y se introduce de lleno en mí. Las embestidas van despacio y suaves mientras me atrae hacia él cada vez necesaria para seguir entrando.

-¿Por qué sos tan cruel?

-Lo sos vos con tu cuerpo - murmura acelerando el acto y arrancándome gemidos desde lo más profundo de mi pecho hasta hacerme llegar a un majestuoso orgasmo como nunca antes seguido por el de él.

Nos miramos fijamente unos minutos a los ojos y estoy más que segura que alguna duda danza en esos ámbares pero lo oculta muy bien.

Me coloco la camisa y arreglo la minifalda. Él estira su remera a rayas hacia abajo y yo termino por acomodar mi pelo en su lugar correcto.

-Tomá - exclamo tan fría como puedo y le entrego la llave del local. Agarro mi bolso, los lentes de sol y las llaves del auto y me encamino a la puerta para dejarla abierta para que él pase.

Guiña un ojo y hace un gesto a modo de despedida y veo su figura tan esbelta andar a paso pesarozo hasta quedar tras las puertas del ascensor. Cierro la puerta después de salir y me lo encuentro a Sam mirando por la ventana en la sala de espera.

-Hola amor - planto un ínfimo beso en sus labios y entrelazo nuestros dedos.

-¿Todo bien? - indaga con tono algo cortante. Genial, ya está enojado y no sé los motivos... Parece que el fuera la mujer de esta relación.

-No me quejo. ¿Vos?

-Tenés la camisa mal abrochada - carraspea mientras con rapidez miro mi escote y efectivamente es como Sam dice.

¡Mierda! ¡Y más mierda! ¡Suerte de mierda que solo yo puedo tener...!

-Estoy algo cansada y ni me di cuenta... - miento y ojalá sea creíble. Salimos del edificio, coloco mis lentes de sol en lugar y visualizamos a Kaden discutiendo con Kiara en la vereda mientras tiene a su bebé en brazos.

Contemplamos de lejos la situación y noto como el tatuado resopla cada vez más y el bebé está a punto de llorar...

-...yo no entiendo qué te pasó Kaden, si veníamos bien - escupe con cizaña la rubia entonces es cuando la agarro del hombro y me doy cuenta que no había notado mi presencia.

-Tu hijo está por llorar. Calmate vos primero para que también esté tranquila - susurro con demasiada seriedad y ¡wow! Me salió la Madison seria de adentro.
-Pero es que este pelotudo no me quiere escuchar - grita y las lágrimas empiezan a desbordarse de sus ojos. Examino la bella y redondita cara del bebé con unos preciosos ojos tirando a un color verde y el pelo oscuro y ondulado. Tan distinto a ellos dos...

-Te dije que no tengo nada para decirte ya. No que no quiero escuchar - Kaden chasquea la lengua y enfunda las manos en los bolsillos del jeans ausentándose de su cuerpo. Me gustaría que él fuera lo suficientemente transparente para saber qué es lo que se le pasa por su cabeza.

-No te metas en problemas ajenos - pronuncia Samuel a mi lado con su típica cara de culo ahora. Cruzan miradas con Kiara, que es más que obvio que están lejos de gustarme, y después me arquea una ceja a mí esperando.

-No me digas qué hacer, Samuel - digo como si veneno cayera a borbotones de mi boca y me cruzo de brazos con el enojo a flor de piel ya.

-Soy tu esposo. Claro que te digo qué hacer.

¿En serio acaba de decir eso? ¿En serio este es el Sam del que estoy enamorada? Maldito energúmeno desubicado. Clavo el dedo en su pecho como atancando e intento elegir las palabras con sumo cuidado.

-Ni vos ni nadie me dice qué mierda hacer. ¿Te queda claro? ¿O sos muy ignorante para entenderlo?

Caigo en la cuenta de cómo cambiaron los roles de un segundo a otro y ahora somos nosotros la atracción principal de la pelea. Esto no puede ir más genial...

Se aleja de mi toque y puedo prácticamente oír el chisporroteo de nuestras miradas al unirse. El silencio podría decir que es mortífero y eso que hay mucho ruido.

-Tranquilos... - exclama seguro Kaden y posa su mano en mi cintura - gracias Madi.

Me cubre con sus brazos y me atrae hasta su pecho en un tierno abrazo. ¿Acaso...? ¿Esto...? ¿Qué? Ya estoy perdida en mis sentidos.

¿Y lo peor de esto? Correspondo más que gustosa de este gesto y encima con una ancha sonrisa.

¿Por qué tiene que complicarme la puta vida?

Tortuoso engañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora