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Puedo decir que la subida de adrenalina que me provoca verlo a Kaden del otro lado de la puerta, es realmente inexplicable. Demasiadas, por no decir miles, de emociones se agolpan en mí y no quiero tentar a la suerte al decir que el encuentro va a colapsar en un par de minutos.

Me revuelvo incómoda sobre Max no queriendo salir pero él me empuja haciendo que caiga de culo al suelo.

-¿Pero sos idiota? ¿O le tirás piedras a los aviones vos? - gruño frotándome la nalga mientras me levanto. La mirada ámbar de Kaden me atraviesa y siento un pinchazo en el lado izquierdo de mi pecho.

-Buenas - la maliciosa sonrisa que se despliega en el bello rostro del tatuado hace que me estremezca y un escalofrío se propague por mi espalda.

-Hola - susurro sintiéndome una insignificante cosa. Vuelvo a observar a Max que con entretenimiento contempla sus tatuados nudillos y ni siquiera le importa en lo más mínimo haberme hecho mal.

-Feliz cumpleaños Madi - exclama Kaden y sus brazos me envuelven en un sorpresivo abrazo. Esto no me lo esperaba, para nada.

-Gracias Kaden - su típico aroma se filtra por mi nariz y, mucho más allá de mi estado, consigue enloquecer mis hormonas como lo hacía antes.

Mierda... ¿Hace cuánto extrañaba esto? La más dulce de las agonías es estar entre sus brazos y muriendo por dentro solo por querer que sea mío y de nadie más. Su cálido cuerpo es mucho más abrasador que la elevada temperatura de enero haciendo que mis piernas se tornen esponjosas. Sus dedos se escurren por la piel de mi espalda y juro que soy capaz de tocar el cielo mientras revivo en mi mente cada caricia de él.

No. No puede ser que el tatuado seguía produciendo tantas cosas en mí a pesar de todas las situaciones que han habido entre medio. Y, cabe decir, que lo sigo deseando tanto como antes o más.

-¿Vamos? - indaga Kaden con tono frío pero una sonrisa plasmada. Entrelaza nuestros dedos y tironea despacio de mí.

-Ya sé que mi regalo es el mejor - sisea Camila a milímetros de mi oreja y guiña un ojo. Arqueo las cejas con confusión y dejo que el tatuado me guíe por el edificio hasta su auto.

Una vez dentro del vehículo exploto en una carcajada estruendosa y sus ámbares me contemplan intentando descifrarme.

-Yo no lo puedo creer - suelto entre medio de una risa y las lágrimas en el borde de mis pestañas - cuando nos encontramos estabas con esta misma actitud pero con la diferencia que ahora estoy sentada a tu lado.

-¿Eso es malo? - arranca y acelera haciendo rugir el motor. Noto como aprieta con fuerza el volante y admiro cada facción de su perfil.

-Claro que es malo - vocifero con la furia a flor de piel y agito mi pelo - ¡estás con Dasha! ¿Cómo mierda querés que sea bueno esto?

El silencio ensordecedor me paraliza y no suelto sollozo alguno pero las lágrimas saladas ruedan por mis mejillas hasta desaparecer por mi mentón.

Pierdo la vista por el vidrio tintado situado a mi costado y siento como su mano roza mi muslo más cerca a él. Con apaciguamiento pero decidido.

-¡La puta madre Kaden! ¡No lo hagas más difícil! - grito con la voz ronca al borde de estallar en un ataque de ansiedad.

¿O ya exagero las cosas? ¿Por qué produce esto en mí? Quiero, en realidad, necesito rechazar todo lo que es él pero sinceramente no puedo. No puedo y no quiero. He deseado tanto volver una y otra vez a él, a sus labios, a sus tatuados y pétreos brazos, a sus locuras, a tocar cada poro de su tersa piel y acá estoy hecha un revoltijo de emociones que quieren que pare con esta sensación que se vuelve a forma en mi interior.

-Nena, yo no lo hago difícil - murmura mientras estaciona y apaga el motor - vos te estás haciendo la difícil...

Que me llame 'nena' es la gota que termine de colmar el vaso. Me tomo por el respaldo de su asiento y la parte superior del volante y acecho a su boca.

Mierda... Estos labios son los que estuve anhelando por tanto tiempo. La suavidad con la que me devuelve el beso se me hace tediosa, quiero devorar cada centímetro de su boca hasta perder la noción.

No sé cómo hace pero tira el asiento hacia atrás y me da el espacio justo y necesario para subirme a horcajadas sobre él con cada pierna flexionada. Beso y muerdo su mandíbula hasta desplezarme otra vez hacia sus labios.

Sus manos prensan mi cadera y me oprimen contra él. Siento como su masculinidad crece debajo de mí y la humedad de mi entrepierna aumenta considerablemente.

Nos movemos al compás en un ritmo un poco desesperado y los besos están al tanto. Muerdo con delicadeza su cuello para después lamer desde ahí hasta su hombro, un leve jadeo se le escapa contra mi mejilla y someto nuevamente mi lengua en su boca.

-Kaden... - arrullo lanzando un gemido apagado. Se despoja de la remera que me cubre y los besos se dirigen ahora mi pecho pero sin meterse en el corpiño.

-Cuánto te extrañé, Madi - tiro de su cabello cuando chupa mi pezón y me aprieto más contra él. Contemplo como los vidrios se van empañando a medida que el ambiente sube la temperatura y eso hace que una pequeña sonrisa aparezca en mi cara.

Muerdo mi labio inferior y dejo caer mi cabeza hacia atrás cuando agarra el otro pezón.

Basta de juego previo porque estoy a punto de volverme loca. Mucho más de lo que ya estoy y en todos los sentidos.

-¿Podemos ir a la parte de atrás? - inquiero antes de gemir y veo como esos ámbares tan preciosos destellan en un brillo lleno de lujuria.

-Vamos...

Tortuoso engañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora