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-Despertando, nena - arrulla Kaden apretando mi cintura y me remuevo incómoda. Cuando abro los ojos, choco al instante con la mirada de él... Esa mirada ámbar plagada de mil historias que contar.

-Buen día... - susurro besando sus labios y bajando por su mentón hasta la base del cuello. Me pellizca las nalgas y me atrae hacia su erección...

-¿Segura que hay ganas? - indaga mordiendo con suavidad el lóbulo de mi oreja. Asiento y bajo a los besos con deseo por su plano abdomen, me detengo en cada oblicuo y sigo mi camino. Consigo ponerme a todo él en mi boca subiendo y bajando con delicadeza y clavando la vista en sus ámbares destellantes de lujuria.

Percibo como su espalda con ligereza se arquea mientras tira la cabeza hacia atrás y jadea constante. Su mano reposa en mi cabello y con eso conlleva el ritmo a su gusto.

-Madi... Por favor... - farfulla entre gemidos placenteros y eso detona mi mente al máximo. Asciendo sobre su cuerpo y quito de mí todo lo que no me deja estar unida a él...

Soy yo la que lleva el control de la situación así que lo hago disfrutar como nunca pero más lo hago yo cuando veo esa carita hermosa llena de gozo. Juega con mi pezón entre sus dedos y su lengua mientras soy capaz de llevar a un orgasmo devastador y mágico.

Me posiciono distinto y regreso con los labios hasta su masculinidad siento todo el gusto salado de mí en cada parte de él. Acelero, bajo la velocidad, arrastro la lengua por la punta y me ayudo con las manos para hacerlo terminar todo en mi dentro de mi boca.

-Eso fue... Me encantó - exclama Kaden con una sonrisa impresa en su rostro y me atrae para recostarme sobre su pecho - tengo algo para decirte...

Ay no... Seguro es para decirme que se hizo gay, o que necesita un tiempo... Eso último sería lo peor de todo.

-A ver...

-Hacemos un tour con la banda... Tenemos para largo tiempo en eso y... - intenta proseguir pero alzo un dedo interrumpiendo.

-Está bien que persigas tus sueños, Kaden - declaro mientras me levanto de la cama y me coloco la ropa. Su expresión de sorpresa, me aterra así que termino por agarrar mis cosas y aproximarme a él que se encuentra sentado en la cama.

-Yo no quería dejarte así como si nada... - susurra apretando las sábanas entre sus manos con fuerza. Sujeto la parte posterior de su cabeza y beso con docilidad su frente.

-Lo que te haga feliz, a mí también me va a hacer feliz - concluyo contra su piel y me retiro con lágrimas en los ojos. Sé que esta vez no va a haber razón para detenerme pero tampoco iba a dejar que por segunda vez, él me dejara llorando como una nena por amor.

Dos pérdidas en solo horas. ¿Quién nos prepara para cosas como estas que se suponen deberían ser normales o del día a día en la vida de cada uno? Yo creo que nadie... Nadie está preparado de ningún modo a despedir a otra persona, la incertidumbre se torna pesada y extrañar se vuelve una costumbre. Son las peores sensaciones menos llevaderas mucho más que el odio...

***

-Aerolíneas Argentinas anuncia la salida del vuelo 1140 con destino a París.

Llevo mis únicas dos valijas y un bolso de mano con lo que siempre necesito para subirme al avión.

Me han dado el asiento junto a la ventanilla así que un rato me voy a entretener con el paisaje y el cielo.

Un hombre de avanzada edad toma asiento a mi lado, terminan por cerrarse las puertas y anuncian que el vuelo está a punto de despegar. A punto de dejar todo atrás como debería haberlo hecho hace un tiempo... Aunque hay gente a la que quiero seguir viendo como Karla, Fabrizio, Alex. Pero necesito dejar esto por un tiempo para que mi cabeza descanse de todas las cosas y por eso es también que no le dije nada a nadie que tenía un vuelo fuera del país.

-¿Quién es el artista? - inquiere el hombre a mi lado y alzo la vista de la carpeta con dibujos de Max. Me eché un pique hasta el local y me la traje conmigo, este es el único recuerdo físico que voy a poseer.

-Un amigo - respondo con una débil sonrisa y acaricio el trazo marcado en las hojas - era muy bueno dibujando y como tatuador también.

-¿Era? - el gesto del viejo me termina de descolocar pero no muestro nada por fuera, solo dejo que esa sonrisa siga fluya ahí.

-Sí... Falleció.

-Que desperdicio para el arte... - murmura el señor mientras contempla ese maldito dibujo de Ivana de espaldas. Inconscientemente llegué hasta eso y estoy lamentando un millón de cosas ya.

-Lo sé. Era genial - farfullo e intercambiamos una mirada de angustia. Mi mente comienza a viajar a un momento en que Max muy serio me dijo "... quiero liberar una parte de mí. ¿Nunca quisiste hacerlo con el que te lastimó?"

Entonces es cuando todo, absolutamente todo, me hace un "click". Busco frenética un pequeño anotador más una lapicera en mi bolso, sé que los puse ahí por si surgía algo inesperado pero nunca esperé que fuera esto.

Doy con las dos cosas que buscaba y admiro como el blanco y puro papel se mancha con mi desprolija letra y es cuando doy el título de "Dulce engaño" y el comienzo a mi historia escribiendo:

" Estoy felizmente casi casada con Samuel. El hombre perfecto a mis ojos..."

-FIN-

Tortuoso engañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora