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¡Wow! Nunca creí que Max con esa coraza de tinta, esos ojos tan oscuros como un abismo que me dan algo de miedo y ese semblante de chico malo, fuera una persona tan profunda y sentimental.

Contemplo con intriga su departamento de tonos apagados. No es muy espacioso pero se nota que es un lugar cálido y que le han puesto mucho esmero.

-¿Queres mate? - pregunta cuando se adentra a la blanca cocina impecable. Presiona el botón de la pava eléctrica para calentar el agua mientras prepara la yerba dentro del recipiente.

-No me vendrían mal - asiento y aparto el taburete de madera clara para poder sentarme. Admiro como sus músculos se contraen y relajan en tanto busca un paquete y deja otro.

Tengo que admitir que he descubierto que en el sentido físico me atraen los tipos así, con muchos tatuajes pero que se vea milímetros de piel limpia, el cabello largo, la nariz perfilada y, no quiero que esto quede fuera, talentosos.

Con esto no estoy diciendo que Max me gusta y que ya quiero algo con él. Simplemente que me atrae, me genera deseo por solo ver su físico y caer en cuenta de que es alguien que se expresa a través del dibujo. Kaden se expresaba, supongo que aún lo hace, a través de su voz con el canto.

-¿Dulce o amargo?

-Mmm... Dulce.

-Buena elección - sentencia terminando de preparar las cosas - ¿qué pasa que me mirás tanto?

-Nada... Creo - mierda. Me debo haber quedado tildada observando y pensando a la vez en cómo descifrar su persona - ¿por qué sos así conmigo? Quiero decir, nos conocemos de anoche y ya me estás invitando a tomar algo.

-Buena pregunta - me ofrece la infusión y por lo bajo larga un suspiro - creo que me hacés acordar a ella por eso soy así con vos. En personalidad porque es muy distinta de físico.

¿Me lo tengo que tomar bien o mal a eso? ¿Ser el recuerdo de alguien que no conoces es bueno o malo para la otra persona? Creo que depende desde qué punto de vista se lo mire.

-¿Mi personalidad?

-Sí. Así loca, alterada pero sensible y querible - sus abismales ojos se pierden en algún punto remoto de la habitación.

Estoy en el dilema de si mandarlo a la mierda por decirme loca y alterada o dejar que me caiga bien su comentario. Tengo tantos pensamientos transversales ya que ni yo misma me estoy entendiendo.

-¿Y qué pasó? - le devuelvo el mate y entrelazo mis dedos. Si mal no supongo creo ver el atisbo de un llanto queriendo asomarme en su rostro pero no se inmuta.

-No fuimos. No somos y no lo vamos a ser - murmura observando con curiosidad sus manos - a veces podemos amar mucho a alguien que no está destinado para uno mismo pero que te deja una lección para la vida.

Juro que me está por dar un ataque cardíaco o algo peor. Un tipo tan lastimado tendría que merecerse la vida entera sin problemas.

-No sé qué decir Max - agacho la cabeza y miles de imagenes se vienen a mi mente. ¿Se puede tapar el dolor emocional por el físico? Eso explicaría bastante el hecho de tener tantos tatuajes impresos en la piel...

-¿Queres? - enciende un cigarrillo, se lo lleva a los labios para aspirar el humo y después me lo pasa. La sensación de alivio se expande por mi cuerpo y relajo mi mente. Tengo que dejar de darle tantas vueltas a todos los temas que se me presentan y no hacerme un mundo - contame. ¿Estás casada, no?

-Sep. Y creo que me voy a arrepentir toda mi vida de eso - lanzo el cargado humo hacia arriba y le vuelvo a pasar el cigarrillo. Me hace seña con un dedo para seguirlo hasta el pequeño balcón y nos situamos con los codos sobre el hierro macizo que lo envuelve.

-¿Por qué?

-Porque no cumple las expectativas que quiero de hombre para mí - respondo insulsa mirando los demás edificios que se extienden ante mis ojos - al principio como toda relación era color de rosa pero... Tiempo después eso que tenía empezó a decaer.

-Te entiendo. Está cambiando - suspiro por su declaración y poco a poco despojo la rabia que comienza a nacer en mí - ¿si no te hace feliz por qué seguís con él?

¡Que incógnita! ¿Por qué? Creo ya no sé la respuesta exacta para eso. Es complicado sentir y no sentir a la vez, es complicado intentar entender mis sentimientos cuando ni yo puedo explicar qué es lo que quiero.

-Supongo que sigo con él porque no quiero que salga lastimado.

-Pero te lastimás a vos misma así - reflexiona y una fina capa de agua cubre mis ojos para darle paso a las lágrimas - vení.

Tira la colilla al suelo y me deja desplomarme en su pecho para descargar todas estas sensaciones que se están apoderando de mí. No lo abrazo pero el contacto con su cuerpo cálido me transmite energía suficiente para sonreír entre tantas tristezas.

-Gracias - exclamo con la cabeza hundida en su piel - por todo. Sin conocerme fuiste una persona genial conmigo.

-Es lo que me gustaría recibir de los otro también - su mano acaricia mi espalda en un gesto desenfadado - y de nada.

Noto como sus dedos se aferran a mi cadera, me posiciona a centímetros de él para inspeccionar mi cara y con el dorso de la mano limpia mis mejillas.

-Son de un azul muy bonito tus ojos como para arruinarlo con el rojo del llanto - río ante el comentario y niego divertida.

No sé cuántos minutos pasan pero prosigue con su inspección de mí... Cómo intentando descifrar algo de mis expresiones o de lo que hago.

¿Qué quiere saber de mí?

Tortuoso engañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora