Acercarse a él.

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Adrien hizo una mueca algo molesto. Nathaniel se había ido como si nada. Valiéndole gorro todo. <<Seguro no escuchó absolutamente nada de lo que dije>>. Adrien era alguien agradable y que se hacía escuchar. De alguna manera todos le hacían caso. Pero Nathaniel no. A pesar de que le trataba con mucho respeto y hasta con mayor simpatía que a los demás, el pelirrojo siempre pasaba de él. Y eso, en parte, lo molestaba, pero por otra, lo atraía.

Digámoslo así, Adrien podría aparentar ser una persona humilde y completamente agradable, no obstante en su interior aún había un niño caprichoso y mimado. Era un niño de papi que quería atención, como Chloé, pero sutilmente y él sí se la ganaba de buena manera. Adrien sabía que tendrían que hablar para quedar de acuerdo para el proyecto.

Adrien al ver desaparecer al pelirrojo, eso desde la ventana del salón; se levantó del asiento y fue hacia el patio, dirigiéndose a donde su amigo Nino. Pero éste se encontraba hablando con Marinette, la chica que le gustaba. El rubio no quiso interrumpir dicha conversación, ya que en parte le favorecía la distracción de aquella chica. Marinette podría ser bastante buena chica, pero no le agradaba al rubio lo suficiente por el hecho de que actuaba demasiado extraño cuando él estaba cerca. Así que se fue para otro lado. Aunque, la verdad, no pensó tanto a dónde ir. Solo se dirigió al lugar más cercano y random del colegio (uy sí, aja), a la biblioteca.

A decir verdad la biblioteca era uno de sus lugares preferidos. En la clase de Francés era usual ir ahí, y él, en un intento de matar el aburrimiento del monólogo monótono de la maestra se había ido a buscar algunos libros. Lamentablemente no es posible sacarlos de la biblioteca escolar. Entonces, si es que tenía tiempo y ganas, el rubio recurría a los libros viejos de aquellas empolvadas estanterías de vez en cuando.

Su ida hacia allá fue callada y bastante rápida. De paso se encontró con Alya que sonreía y se carcajeaba. Adrien solo logró escuchar algo así como: 'Aún cree que va a hacer...', y luego se morían sus palabras por la risa que le ganaba. Adrien, a pesar de lo extrañado que le pareció aquello saludo a Alya con la cabeza. La chica al verle comenzó a carcajearse más fuerte y Luego asintió con la cabeza, despidiéndose con la mano. Adrien solo se encogió de hombros. Seguía sin entender a las personas, mucho menos a las chicas. Pero había alguien a quien en serio no entendía nada; Nathaniel.
Y al llegar a la biblioteca y adentrarse en ella, no se esperó encontrar a dicho chico de cabello rojo que vagaba en sus pensamientos. Adrien no quiso interrumpirlo, al contrario, al verlo, solo quiso seguir haciéndolo. Desde el primer momento en que lo conoció le dio una curiosidad tremenda. Para su desgracia a Nathaniel no parecía agradarle estar con él. ¡Dios!, Adrien era guapo, rico, famoso; era amable, simpático y genial, ¿y no le llamaba la atención al chico pelirrojo? ¿Por qué no obtenía ni una sola mirada de curiosidad por parte de aquel chico?

Adrien se había escondido detrás de una estantería para apreciar como el otro chico dibujaba algo en un cuaderno. Al rubio le encantaba observarlo, aunque luego se le complicase por el hecho de que Nathaniel se sentase hasta el fondo, y él, por el contrario, hasta el frente. No obstante ese no era un impedimento absoluto. Cuando podía lo hacía. Y había captado desde la primera que Nathaniel era un amante del arte. Pero, una vez que, convencido de qué tema de conversación sacarle, se acercó al chico pelirrojo y solo recibió una sonrisa forzada y un 'Me tengo que ir, lo siento' de éste. Nunca podía acercarse a él.

— ¿Sigues espiando al pobre chico? —Escuchó Adrien desde atrás de él. Era un comentario burlón y el rubio sabía a la perfección quien lo hacía... O, más bien, qué.

—Agh, Plagg no me molestes —se quejó Adrien al ver a su kwami flotando a un lado suyo.

La pequeña criatura siguió flotando sin inmutarse. Plagg estaba acostumbrado a que Adrien se portase así con él. Así que simplemente mostró su negruzco rostro una sonrisa maliciosa.

—Te mereces que te ignore, porque no me alimentas como tiene que ser —dijo la criatura. Adrien al oírlo volteó algo disimilado y con una expresión clara de:

— ¿Y eso qué viene al tema?

—Te podría ayudar a acercarte a él, pero te costaría —agregó el kwami interesado haciendo que la expresión de Adrien se siguiera deformando en inconformidad.

— ¿Ayudarme? Por favor, Plagg, tú jamás lo haces. Ni siquiera cuando en verdad te necesito. No me ayudarías en obtener la atención de alguien.

El rubio volvió a observar al pelirrojo quien de un momento para otro arrancó la hoja. Parecía molesto. Adrien guardó silencio poniendo mayor atención. Él pequeño kwami había tenido que soportar desde hacía unos cuantos meses al rubio.

—Agh, como quieras—se dignó a decir antes de desaparecer en la mochila del rubio.

Adrien se quedó quieto observando cómo Nathaniel hacia bolita un dibujo y lo dejaba de lado. Parecía que algo lo molestaba. Aunque, cuando él mismo se había sentado a un lado del pelirrojo ya parecía algo molesto. <<¿Por qué siempre has de actuar así conmigo?>> se preguntó. No lo entendía, para nada. Y desde hacía meses había intentado hablarle, pero él siempre se echaba para atrás alejándose del rubio.

Adrien suspiró. No debería estar espiándolo. Se alejó de la estantería donde se escondía, se dirigió a la puerta y se escabulló por ella como si nada. Ya luego hablaría con él. Tenía que hacerlo. Tenían que convivir para este proyecto. Nathaniel necesitaba esa nota y Adrien lo sabía. Le ayudaría. Le ayudaría en el proyecto y así, tal vez podría acercarse por fin a él...

Bueno digámoslo así esto es como un regalito especial para ustedes, para reponer los domingos y por los 1,000 leídos. Aunque no ayuda mucho a la historia, es para que tomen en cuenta un poquito más el punto de vista de Adrien, el cual realmente no había tocado.

No es fin de semana. Y es algo corto por eso mismo. Solo pude sacar un poco de tiempo e inspiración. Así que espero y les haya gustado mi esfuerzo.

Agradezco mucho que les guste la historia y se tomen el tiempo de leerla, votarla y comentarla. Me hace sentir bastante bien.

Gracias.

Nos vemos en lo siguiente.

Bye bye.

Todo gracias a Alya.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora