—Agh, no puedo con esto —murmuró algo molesto. Arrancó la hoja en la que estaba dibujando, siendo ésta la única prueba que había intentado hacer lo de Alya.
Nathaniel se había metido en la biblioteca para alejarse de todos, y simplemente tener un momento de silencio. La biblioteca era el lugar perfecto, lamentablemente se había quedado algo inquieto con la idea de lo de Alya. ¿Dibujar a Adrien Agreste? Bueno, igual había dibujado variadas cosas sin tener que estarlas viendo. Así que se le ocurrió que sería una buena idea probar eso. De esa forma no tendría que acercarse, no en realidad, al rubio. Sin embargo, el boceto que intentó hacer digamos que no le salió. <<Es como si volviese a tener siete años>> se dijo al tirar a un lado el boceto.
Sus codos los colocó arriba de la mesa y así se sostuvo la cabeza. <<¿Esto significa que en serio tendré que estar con él para hacerlo?>> se cuestionaba. Lo que pasaba es que alguien más hubiese hecho lo lógico, intentar convencer a Alya de que él no había aceptado, no obstante Nathaniel era diferente. Si el pelirrojo se veía envuelto de alguna u otra manera en algún tipo de compromiso lo acababa cumpliendo, a pesar de estar en desacuerdo absoluto. El chico pelirrojo suspiró algo fastidiado. <<Como lo odio. >>
El pelirrojo abrió sus ojos y se quedó observando un rato el cuaderno de dibujo, en una nueva hoja blanca, quedándose admirando a la nada. Es que igualmente cualquier color era arte. Entonces tomó de nuevo el lápiz de carbón entre los dedos. Se atrevió a juguetear un poco con el lápiz entre sus dedos antes de volver a intentarlo. Había que admitirlo. Mientras más lejos Nathaniel se encontrara de Adrien sería mejor para ambos.
La punta del carboncillo comenzó a hacer de nueva cuenta su recorrido. Nathaniel ya tenía una imagen del joven modelo en su cabeza. Y eso era, tan solo, porque alguna vez se le quedó viendo atentamente, pero más que nada, el joven pelirrojo recuerda haber visto una sonrisa.
Estaban en clase, según él recuerda. Adrien en su asiento platicando con Nino, y Nathaniel se había tenido que sentar casi de inmediato atrás de él, la maestra se había hartado de estar llamando su atención y no poder verlo tampoco por estar detrás de Ivan. Como Nathaniel no era alguien que replicara aceptó hacerlo por un día. Y acabó por estar detrás de Alya, extrañamente ese día Marinette había faltado por quién sabe qué. Entonces, sin tener mucho que hacer, el pelirrojo acabó por preguntarse algo. Fue la primera vez. Él ya se había dado cuenta de lo embobada que Marinette estaba por Adrien, que en aquel momento era de lo más nuevo y llamativo. Pero, Nathaniel no le prestaba la suficiente atención, como a ninguno de sus compañeros, sin contar el hecho de que era amigo de Chloé y todos sabemos cómo es aquella chica. Entonces vino el: '¿qué le ve a ese tal Adrien?' Nathaniel había bajado la vista para observar al chico rubio que se encontraba a tan solo un asiento al frente.
<<No parece un mal chico, pero tampoco puede ser TAN genial, ¿o sí?>> se dijo, ya había escuchado que Adrien no se parecía en nada a Chloé o Sabrina. Eso era algo a comprobar, pero bueno. Quedó atento a sus movimientos. Un rato como se quedó quieto al escuchar al chico moreno a su lado, para después romper en carcajadas, las cuales, le pareció al pelirrojo, que sonaron muy suaves. Pero luego algo un tanto curioso pasó. El joven rubio volteó hacia donde el pelirrojo, mientras que Niño estaba distraído, y lo vio, observándolo, le sonrió tiernamente y luego volvió a lo suyo. Nathaniel no supo qué hacer, jamás lo había tratado. Antes no estaba convencido si debiese acercarse... Y seguía sin estarlo.
Nathaniel se detuvo de improviso. Habían pasado como unos cuatro meses desde que lo había visto, y se seguía preguntando lo mismo. '¿Qué tiene él...?' Apretó el lápiz ente sus dedos, deteniendo su avance. Apenas había dibujado lo que sería la cabeza. No tenía tiempo para más. <<Mejor me voy>> pensó al guardar sus cosas y retirarse. Se había sentido aún más confundido que antes.
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Todo gracias a Alya.
FanficAlya le pide un favor a Nathaniel, hacerle unos dibujos de cosas varias para un regalo. No obstante, lo último que le pide que dibuje es nada más y nada menos que a uno de sus compañeros de clase, Adrien Agreste, el súper modelo. Nathaniel se niega...