Los estudiantes se fueron acomodando mientras platicaban y esperaban la aparición de la maestra de matemáticas. Para Chloé era perfecto el tiempo, la maestra Dùges era la que llegaba más veces tarde que cualquier otro maestro en toda la escuela.
Necesitaba un distracción, y la mejor forma de hacerla era empezar una ridícula pelea. Eso nunca había fallado en todos esos años estando con esa niña. A Chloé le sería facilísimo hacer su distracción, porque era, digámoslo así, una reina del drama más que conocida por ello.
—Ay, Marinette~ —comenzó con un tono entre lo quejumbroso y el asqueado. La pelinegra volteó a verla con el ceño fruncido.
— ¿Qué quieres Chloé?
—Nada —dijo inocentemente falsa—. Solo venía a preguntarle si a tu noviecillo le molestaría hacerme algún dibujo —La chica señaló a Nathaniel. Aunque por instinto Marinette se colocó delante de él, casi como si le quisiera proteger de Chloé.
La rubia con bastante conformidad vio la reacción de la chica. Sí, unas palabras y ya la tenía comiendo de su mano. <<Aunque, que asco si alguna vez lo llega a hacer.>> se dijo , casi haciendo una mueca que ayudara a su hilo de pensamientos, a punto de arruinar su actuación. No obstante logró evitar la mueca. Un poco más de exageración y mezquindad serían suficientes.
— ¿Noviecillo? —preguntó con algo de duda, no obstante Marinette intentó mostrarse fuerte frente a Chloé, no se rebajaría a su "nivel".
—Oh, claro que sí. ¡Qué zorra nos saliste! Marisanta, ya no es tan inocente, ¿verdad? —Una risa algo aguda ayudaría para ponerle mucha más leña al fuego—. Porque, después de la rechazada que te dieron, lo primero que haces es ir a donde hay un chico desesperado por ti. Ja, ¡patética!
— ¡¿DISCULPA?!
<< ¡BINGO! >> pensó con alegría la rubia. Ya era suficiente de andar diciéndole infantiladas a Marinette, pero ese era el único método 100% efectivo para que la pelinegra se saliera de sus casillas y solo se enfocara en ella para pelear. <<Espero que Adrien aproveche esto.>>
Marinette estaba rojísima, tanto por furia como por vergüenza. Ahí solo estaban el diablo mismo (que según Marinette era Chloé), Marinette y su orgullo bastante dañado por simples palabras. Marinette no permitiría que Chloé siguiera indultándola libremente. Así se dio inicio a un intercambio de oraciones que iban de simples insultos infantiles a verdaderas recriminaciones. Pronto todo el salón veía a las dos chicas pelearse.
Para Chloé era muy fácil responderle, ella tenía tanto que recriminarle a la pelinegra. Pero era mejor que fuese cuidadosa y no se dejará llevar por los insultos, y mucho menos por la atención que estos mismos provocaban. Uno tenía que ser preciso en ese tipo de peleas para no ponerse a en ridículo, y eso Chloé lo sabía más que nadie.
Chloé y Marinette estaban dando vueltas en el círculo que hacían, insultándose la una a la otra. No obstante lo que nadie parecía notar era que Chloé le prestaba más atención a lo que su rubio amigo hacía en vez de lo que 'Mariboba' pudiera decirle. <<Si Adrien no va a aprovechar la oportunidad que le estoy dando, no sé qué haré con él.>> Sin embargo la mirada de confusión de Adrien le fue suficiente para saber que éste no haría nada. Entonces tuvo que recurrir a algo aún más bajo.
— ¡Ja! Por ESO mismo Adrien no te quiso. Eres demasiado infantil y una inútil —Aunque aquello pudo haberlo usado en un inicio, Chloé prefería darle un uso extremo si Adrien no hacía nada (¡Y NO estaba haciendo nada!), ya que lo involucraba.
— ¡Mira quién lo dice-! —Marinette intentó responder con algo más, a pesar de que se sintiera muy herida por ello.
Adrien era su amor platónico. Para ella, él había sido un rayo de sol entre la tormenta. Desde que le había conocido le había ido cada vez mejor, hasta que... La había rechazado tan fríamente. Y le dolía demasiado. Una lagrima fue suficiente para darle fin a la disputa. Chloé había ganado... Y Marinette había salido corriendo al baño, avergonzada y con algo más que el orgullo herido.
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Todo gracias a Alya.
FanfictionAlya le pide un favor a Nathaniel, hacerle unos dibujos de cosas varias para un regalo. No obstante, lo último que le pide que dibuje es nada más y nada menos que a uno de sus compañeros de clase, Adrien Agreste, el súper modelo. Nathaniel se niega...