Pero... ¡¿QUÉ?!

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—Nathaniel, yo... quiero pedirte una disculpa —el rubio desvió la mirada a un lado sin poder evitarlo. Se sentía responsable por lo que había pasado, estaba avergonzado. La molestia que sintió cuando Plagg apareció se había esfumado al sentir la mirada del pelirrojo sobre él. Tal vez, por fin le hiciera caso—. Fue mi culpa. Estabas durmiendo y traté de despertarte —. Con nerviosismo rió por lo bajo—. Al parecer sin tan buenos resultados. Pero, en serio, lo siento.

Se atrevió a ver de nuevo al pelirrojo. Y vaya que no le sorprendió que el chico no lo hubiese escuchado. Estaba dibujando algo en su cuaderno. El sonrojo se le subió hasta las orejas. <<Vaya lío, ni caso hace.>> Adrien no supo si seguir caminando, ahora él a esconderse a la biblioteca, o quedarse con el pelirrojo. Pero al verle concentrado en el papel, creyó que no pasaría nada si se quedaba.

Se sentó a su lado, dejando espacio entre los dos. No era como si no notase las miradas que le daba Nathaniel cuando se le acercaba. Y se le quedó viendo. Observando sus movimientos. Como cuando se había quedado dormido. Y así parecía. Perdido entre el papel y la punta de carboncillo de aquel lápiz de dibujo. Suspiró y comenzó a perderse en sus pensamientos. Igual tenían al rededor de 15 minutos más que perder, tenía que entretenerse con algo.

Para Nathaniel, unos siete minutos después sólo había hecho un bosquejo de lo que vio, y ahí su inspiración lo abandonó. Dejándolo así ver de nuevo su realidad. Se sintió abochornado. Jamás pensó que podría ver lo que vio, aunque hubiese sido por un segundo, en Adrien. El pelirrojo desvió la mirada hacia el rubio a su lado.

El chico se había acomodado, tranquilo, con la barbilla en alto y recargado por completo en el respaldo. Comenzó a estirar las piernas, volviéndose a acomodar. Y así quedarse viendo el cielo.

Nathaniel desvió de nuevo su mirada hacia su página. Estaban solo algunas líneas, suaves y otras más gruesas, pero solo había una base. Lo demás se fue desvaneciendo junto con el recuerdo de alguien agradable. Y ahí volvió su opinión original; volvió el Adrien Agreste rico e hipócrita secretamente. Y ahí lo veía, sentado a su lado. Como si estuviera posando, solo para una cámara. Diciendo su cuerpo: "Soy mejor que nadie más". Nathaniel se avergonzó de sus propios pensamientos.

—Nathaniel —le llamó Adrien, era un intento, aún no estaba seguro de que le hiciera caso. <<Igual, jamás lo hace.>>

— ¿Mmh?

Pero sí, respondió. Nathaniel evitó voltearse, pero no se haría de oídos sordos aunque lo deseara. Tenía curiosidad. ¿Qué hacía allí? Aún faltaba para que tocara el timbre. Adrien, en cambio, sí volteó su atención hacia su compañero. ¿Ahora dí escucharía?

— ¿Puedo preguntarte algo?

—Ya lo estás haciendo.

—Ja, muy gracioso —respondió sarcástico. Eso estaba siendo agradable. Aunque el pelirrojo estuviese algo borde, pero eso ya era normal.

—Déjame te pregunto algo antes —el pelirrojo cerró su cuaderno y comenzó a juguetear con el lápiz entre sus dedos.

—Claro —fue su respuesta inmediata.

— ¿Qué haces aquí? No creo que la señora Mendeleiev te haya sacado, eres uno de sus 'mejores'—Ahí se detuvo, por un momento le costó trabajo aceptarlo. Amable, guapo, rico, famoso, inteligente, aquel ultimo adjetivo se había agregado a su lista—.... mejores estudiantes. Casi te consiente.

—Pues... —Adrien volteó, nuevamente y con rapidez, a otra parte, evitando a que, por casualidad, Nathaniel notase su leve sonrojo—. Lo que pasa es que después de que te fueras, la señora Mendeleiev me... —<<me preguntó del proyecto. Admití que no habíamos hecho nada y salí en tu busca sin importarme nada.>> Claro aquella era la respuesta que todos esperaban—, me pidió que te acompañará con el director, o de paso fuésemos a la enfermería por- por lo de tu caía —se inventó. <<¿Y eso qué fue?>> Una sonrisa adornó su rostro. De nuevo podía volverse hacia el pelirrojo y mostrarle que "decía la verdad".

Todo gracias a Alya.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora