Siento...

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—Me gustas, Adrien.

Y todo se volvió silencioso. Adrien se sintió tan mal con la chica. <<Pobrecita,>> pensó, <<le romperé el corazón.>> Porque no le iba a mentir. A él no le gustaba, no le atraía siquiera aquella chica. Y no la aceptaría por esa simple razón. Si quisiera tener novia, ya la tendría desde hacía tiempo, todos caían por él, pero jamás podían declarársele así. Jamás rompía corazones tan directamente. <<Siempre hay una primera vez para todo.>> se dijo dándose apoyo.

—Marinette, yo... —Tomó aire. Se alejó de la chica y lo dijo... sólo lo dijo—. No quiero nada contigo que no sea amistad. No me gustas, para nada, y no creo que seas mi tipo siquiera.

¿Oyeron ese sonido? Sí, había sido su corazón rompiéndose, y toda esperanza que Marinette tenía sobre Adrien y aquella confesión desvaneciéndose frente a sus ojos en un segundo.

Y luego se escuchó un golpe, un portazo y un lamento. Adrien sintió un leve cosquilleo en su mejilla. <<¿Por qué eran así de impulsivas las chicas?>> se preguntó. Marinette le había dado una cachetada. La puerta de la biblioteca se había cerrado de improviso.

— ¡Eres un imbécil! —exclamó la chica para acabar soltando lágrimas de tristeza, casi de impotencia.

Eso alertó a Adrien. <<Pero no he hecho nada "malo".>> se dijo. Adrien no quiso intentar detener el llanto de la joven, eso la haría sentir peor. Marinette estaba en todo su derecho de llorar lo que quisiera. La pelinegra estaba llena de vergüenza y con el corazón roto. Salió corriendo hacia la salida, con las manos cubriendo sus ojos llenos de lágrimas. ¡Qué lástima! Pero Adrien no podía quedarse ahí, casi en shock después de ver a la chica desaparecer, él tenía otra cosa que hacer. Lástima por la chica, pero no estaba interesado.

Adrien, esperando unos dos minutos más dentro de la biblioteca, se dirigió hacia la salida. Bueno lo que había pasado no era algo bueno, pero, esperaba que la chica se recuperase y aquello que había pasado en la biblioteca se quedara ahí.

Adrien con la mente puesta en llegar al salón lo más rápido posible. Llegó a sentirse mucho mejor de tan solo ver su logro ante la relación, algo distante, que tenía con Nathaniel. Gran decepción se llevó cuando vio el salón vacío. No estaba el pelirrojo ahí, dibujando y esperándole para ir juntos a su casa. <<Tal vez, en la entrada.>> se dijo. Y tomó rumbo hacia ella. Había una posibilidad de que decidiese adelantarse, igual, no habían quedado en un lugar específico. Lamentablemente no vio su cabellera rojiza. Solo una pequeña multitud, a la cual no tuvo que acercarse mucho para saber que Marinette estaba en el centro.

No apenas haber rechazado a la chica y ésta era abordada por personas que igualmente eran algo cercanas a él. Ahí estaban Alya y Nino, quienes intentaban hacer que Marinette sonriera un poco, que dejase de llorar, mientras comenzaban a alejarla del colegio. También estaban Sabrina y Chloé, la verdad mucho más atrás. La pelirroja (bueno con cabello más bien anaranjado y no rojo), intentaba evitar que Chloé insultara a la pelinegra, y le detenía para que no fuese a molestarla. Chloé forcejeaba y tenía su total atención en Sabrina.

Bueno que todos estaban distraídos, así que él podría, tal vez, llegar a su limosina, la cual claro estaba estacionada frente al colegio. Adrien pasó detrás de ambos grupos, que volteaban a la misma dirección, y con la mayor discreción posible se escurrió en el interior del coche. De ahí, en más, prefería tener que lidiar con eso mañana, o nunca para mejor.

La limusina avanzó al instante en el que Adrien cerró la puerta. Y ahí se alejaba el colegio, la vergüenza que había sentido, el dolor que había causado y la decepción que apareció de improviso en aquel momento. <<¿Qué le habrá pasado a Nathaniel?>> se, casi, preocupó. Pudieron estar en aquel momento juntos, y el resto de la tarde. Aquella había sido una buena oportunidad de conocerle... y averiguar porque se alejaba de él.

Todo gracias a Alya.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora