CAPÍTULO VEINTICUATRO

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TREVOR

—Presta atención. —La tensa voz de Eddie susurra en mi oído, seguida de un codazo para nada sutil. Me abstengo de replicarle, solo porque el tipo frente a nosotros se detiene en su discurso para lanzarnos una mirada irritada.

Haciendo caso omiso de él, chequeo mi teléfono en caso de que Amanda haya decidido hablarme, pero sorpresa, no hay nada. Me tiene en la caja de los juguetes olvidados. Yo ya le envié un montón de mensajes, así que guardo el móvil de vuelta en el bolsillo de la chaqueta con brusquedad.

—Muchachos, he estado dando un vistazo a los demos sobre los que están trabajando —Habla Randall, nuestro nuevo jefe—alias dueño de la disquera.

—¿Está todo en orden? —Se adelanta Eddie.

—Sí, descuiden; solo necesito que empecemos con grabaciones serias dentro de la próxima semana. Hay que ponernos de lleno sobre esto y creo que, si lo hacemos todo con tiempo, podrían estar tocando en el Rock Festival anual de San Francisco dentro de los próximos meses.

Su voz es ronca y baja, como siempre; pero en esta ocasión, toda la intención detrás de sus palabras y estas por sí mismas, nos hacen soltar el aire de golpe. Nos miramos entre nosotros como idiotas, sin saber cómo reaccionar.

—¿Es en serio? ¿Tan pronto? —Efren suena ahogado, sus manos mesan su largo cabello.

Randall se ríe, haciendo que su prominente barriga salte.

—Querían vivir el sueño, ¡aquí lo tienen!

Eddie estrecha la mano del hombre mayor lleno de emoción.

—Oh, hombre, esto es grande —murmuro por mi parte con mi corazón desbocado.

Randall procede a hablar de tecnicismos. Programar nuestra agenda para el próximo mes entero y hacer requerimientos sobre los que debemos trabajar con ahínco.

Eddie toma nota de todo ello, se ve algo estresado, pero era la meta del tipo. Él formó esta banda, así que no sientas pena por él. Efren asiente en silencio y yo solo me quedo ahí; medio muerto, aun procesando aquella posibilidad de tocar frente a miles de personas en cosa de semanas.

Es el sueño, como el verdadero sueño de un rockstar. El inicio de todo.

—No puedo creerlo, esto es... —Eddie no tiene palabras cuando nos marchamos, lo que viniendo de él, te dice algo.

—Joder, estoy que exploto. —asegura Efren con el pelo en todas direcciones, se pasó las manos tantas veces por él, que es un milagro que no se lo haya arrancado.

Eddie va caminando casi a saltos.

—Espera a que el resto del grupo se entere.

Efren se detiene con el ceño fruncido.

—No, no voy a decirle nada a Leah por ahora. —Él me da una mirada solemne. —Cuando todo pase, ya veremos.

Aquel todo es el shock de Leah.

Ella tuvo la peor clase de experiencia con un jodido jefe psicópata solo unos meses atrás y ahora ella y Efren están trabajando en meter al tipo tras las rejas o un manicomio. Por no mencionar, que también están dándole base a su relación de pareja. Lanzarle la bomba separación sería simplemente demasiado, sé de lo que estoy hablando.

Leah y Efren son como uno. Aun peor en estos días. La chica se sentirá perdida.

Efren mira de Eddie a mí, buscando aprobación de mantenernos en silencio.

Fin del juego AmandaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora