CAPÍTULO 8- "La hora"

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CAPÍTULO 8

"La hora"

Dolor. Un dolor estallante que perforaba mi cabeza. Sentía gritos que llegaban desde lejos. Poco a poco mis ojos se fueron abriendo, y yo no tenía control sobre ellos, simplemente se abrieron despertándome en un profundo dolor.

─¡¡¡Por favor paren!!! ─El dolor se intensificó, pero de alguna forma se hizo más tolerable.

─Tranquila, tranquila. Te golpeaste la cabeza. Llamamos a una ambulancia. Pronto lleg...

Silencio.

Desperté a la mañana siguiente. El golpe había sido demasiado fuerte. Una vez más algo atentaba contra mi vida. Parecía inevitable el hecho de que mi vida siempre estuviese en peligro. Y aun así, siempre encontraba la forma de salir airosa. Probablemente el destino todavía no me quería muerta.

Lenny me contó sobre mi estado. Tenía una contusión un tanto seria. El doctor recomendó que hiciera reposo y que tomara unas pastillas para el dolor, por lo demás, me encontraba en buen estado de salud; a excepción del horrible dolor que me partía la cabeza.

Me llevaron casa apenas me dieron el alta. Realmente extrañaba mucho mi cama. La cama del hospital era demasiado incómoda. Johnny me acomodó bien, me arropó y me dijo que no tenía que preocuparme por nada, que lo único que debía hacer era descansar. Así que seguí su pedido al pie de la letra. Dormí, dormí y dormí.

Apenas recordaba haber comido o ido al baño. Todo eso estaba en una bruma. Pero cuando me levanté unos días después todo eso se disipó. Me sentía descansada y con la mente despejada. Y cuando parecía que todo estaba mejor, que todas las complicaciones de mi vida se habían alejado, lo escuché. Su voz era penetrante, y en un abrir y cerrar de ojos lo tenía en frente mío. Parpadeé varias veces para asegurarme de que no estaba alucinando, pero era "él". Me miraba fijamente sin mover ningún músculo de su rostro, como si estuviese esperando mi reacción, la cual nunca llegó. Me quedé congelada, y más aun cuando "él" intentó acercarse a mí y tomar mi mano. Eso hizo que cada uno de los pelos de mi cuerpo se erizara.

─Espera, por favor. No quiero hacerte daño. Solo quiero hablar.

No sabía cómo reaccionar. Había estado evitando este momento por tanto tiempo que ahora mi mente se había nublado por completo.

─Por favor Galya. Sólo quiero que me escuches, que me des una oportunidad para explicarte por qué lo hice.

Cuando dijo esas últimas palabras mi cerebro hizo la conexión que necesitaba. Entendí que habían respuestas que necesitaba, respuestas que sólo "él" podía darme. Me senté en la cama, tratando de recobrar la respiración que había estado conteniendo. Tímidamente pronuncié mis primeras palabras.

─Está bien. Tienes tu oportunidad.

La mirada de "él" estaba desconcertada. Realmente no esperaba esa respuesta de mi parte. Sin embargo, se quedó parado en donde estaba, no se movió ni un centímetro, y eso me hizo sentir un poco más segura.

─Bien. Yo... Yo... ─Podía darme cuenta de cuán nervioso estaba. Pequeñas gotas de sudor bajaban por su frente. Y su rostro comenzaba a ponerse un tanto rojo─. Ni siquiera sé cómo comenzar.

─Podrías comenzar por el principio. ─Me sorprendí a mí misma al decir esas palabras, e inmediatamente bajé mi cabeza para evitar contacto visual con "él".

─Sé que no hay justificación para lo que hice y que nada de lo que diga hará que cambies tu opinión sobre mí, pero... La única razón por la cual lo hice fue por ti.

Mi expresión cambió instantáneamente, levanté mi cabeza y lo miré directo a los ojos.

─¡¿Por mí?! ─Rápidamente me levanté de la cama, totalmente alterada─. ¡¿Cómo rayos puedes decirme que te metiste en el cuerpo del hombre que amo por mí?!

"Él" se quedó callado, tal como había imaginado que lo haría, porque nunca habría una razón suficiente para que ahora estuviese en el cuerpo de Josh.

─Por favor, vete. Quiero estar sola. ─Le di la espalada y me recosté en mi cama. La paz y tranquilidad que había sentido momentos antes se habían ido por completo. Tenía tantas ganas de llorar, pero a la vez sentía que debía contenerme, que no tenía que seguir sintiéndome triste y débil. Y justo cuando una pequeña lágrima se escapaba sin permiso, "él" volvió a hablar.

─Josh estaba muriendo Galya, su vida se había ido. Pensé que quizás, de ese modo, podría darte todo lo que siendo un espíritu hubiese sido imposible lograr. Sé que no vas a perdonarme, pero al menos quería intentar explicarte el porqué de mi acción.

─¿Sabes algo Lucas? Realmente no creo que pueda llegar a perdonarte. No solo por el hecho de haber roto las reglas entre el que era tu mundo y el mío. Hiciste algo prohibido. ¿Y sabes qué más? No pasa ni un solo día sin que deje de preguntarme si el alma de Josh descansa en paz, si logró llegar al lugar donde se merece... al cielo. ¿Alguna vez pensaste en las consecuencias de tus actos Lucas? ¿Lo hiciste? Porque te aseguro que yo lo hago cada uno de mis días.

Llegado a ese punto, Lucas se había quedado mudo. Ni siquiera atinó a ensayar una respuesta. Simplemente me miró con sus ojos rojos y cubiertos en lágrimas, y se fue. Así sin más.

Me quedé quieta en mi cama, llorando en silencio. No quería que nadie supiese que había caído nuevamente en lo que parecía ser casi un vicio para mí. Llorar se había vuelto demasiado fácil, demasiado instintivo y destructivo. Tenía que encontrar la forma de sobrellevar todo lo que me pasaba y no desmoronarme otra vez. Sequé mis lágrimas con mi camiseta y me senté en la cama. Justo en ese momento Lenny y Sally entraron en la habitación.

─Lya, ¿estás bien? ─preguntó Lenny claramente preocupada─. Vimos que Lucas se fue, prácticamente como un tornado. ¿Qué pasó? ¿Qué te hizo?

─Nada. No me hizo nada. Creo que él salió más herido que yo en esto.

─Espera un momento ─interrumpió Sally─. Pensé que él se llamaba Josh.

Lenny y yo nos miramos de inmediato. Lenny había metido la pata, aunque tal vez eso significaba que era hora de que le contase a Sally toda la verdad, absolutamente todo. Sabía que ella no estaba preparada para escucharla, pero no había otra solución. Debía hacerlo. Se lo debía, por nuestra amistad.

Respiré profundamente y le pedí a Lenny que nos dejara solas. Ella accedió sin ningún tipo de planteo.

─Sally, siéntate aquí conmigo. Debo contarte algo.



Perdón, perdón, perdón, perdón, perdón. No sé cuántas veces serán suficientes para disculparme con ustedes por no haber actualizado con anterioridad. Sé que pasaron meses pero tuve miles de cosas encima que me impedían ponerme a escribir. Ahora mismo estoy en vacaciones, aunque no sirve de mucho pues tengo que ponerme a estudiar para los finales.

Aun así, les debía este capítulo. Se los debía porque me acompañaron desde el comienzo y porque siguen esta historia con mucho amor. Por favor no piensen que los he olvidado porque nunca podría. Les agradezco infinitamente que no me hayan abandonado, y espero que disfruten este capítulo.

¡Los quiero!

Después del silencio ©(Después de la vida #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora