CAPÍTULO 27- "Alteración"

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CAPÍTULO 27- "Alteración"

Él estaba muerto, él estaba muerto, él estaba muerto. Me había repetido esa frase unas mil veces apenas supe que él ya no regresaría. Que Josh ya no regresaría. Pero ahora... No sabía bien si lo que había visto era verdad. La sorpresa fue tan grande, tan abrumante, que me acurruqué en un rincón, temblando y sollozando, todo al mismo tiempo, todo en un sinfín de pensamientos abrumadores.

El tiempo pasó. Todavía seguía en ropa interior. Ni siquiera pensé en ponerme una camiseta o un abrigo encima. Era como si mi consciente me hubiese abandonado.

La habitación comenzó a ponerse oscura así que supuse que estaba anocheciendo, o quizás yo estaba enloqueciendo y nada de esto era real. Nada.

Un ruido en la habitación penetró en la agonía de mi mente. Un ruido demandando ser escuchado. Solo que no era cualquier ruido. Eran quejidos. Me acerqué lentamente. Gateando como una niña asustadiza. El frío me recorría la espalda haciendo que me encorvara.

Cuando llegué a donde estaba pude verlo bien. Verdes, sus ojos eran verdes. Verdes con ese toque celeste característico de ellos. El corazón se me estrujó impidiéndome la respiración. Estaba hiperventilando. Estaba por tener una de las crisis que solían darme después de que mis padres murieron. Todo mi pasado volvía a acecharme. De repente, sentí un roce en mi mano. Contuve la respiración. Cerré mis ojos. Era obvio que estaba enloqueciendo. Tenía que estarlo.

El agarre se sintió con más fuerza y yo abrí mis ojos y solté un respiro profundo que había estado conteniendo. Me di vuelta lentamente, con miedo de mirar. Lo vi, se estaba incorporando, todavía desnudo. Tapé mis ojos pues la timidez me estaba invadiendo nuevamente. Aun así, él seguía tomando mi mano.

-Doon.... donn.... ¿Dónde estoy? -Su voz era tenue, casi rasposa. Giró su cara y me miró. Sus ojos se posaron en los míos, me perforaron hasta el alma-. ¿Galya?

La forma en que pronunció mi nombre era casi como si fuera.... ¡No! No era posible. Esas cosas no sucedían en la vida real. ¿O sí?

No respondí. No supe cómo. Me quedé en silencio y él siguió mirándome, analizándome. Luego comenzó a escudriñar la habitación. Se lo notaba confundido.

-¿Dónde estoy? -preguntó de nuevo, mientras se tomaba la cabeza con ambas manos.

-Estás en tu casa -respondí todavía tratando de acomodar mis ideas.

-No... Estaaa... Esta no es mi casa.

-¿Qué? -dije sin darme cuenta-. Esta es tu casa Nicholas. Tú vives aquí.

-¿De qué hablas Galya? Yo no vivo aquí y mi nombre no es Nicholas. Es Josh.

Todo el aire se evaporó, alejándose de mi pecho. Era Josh, era él. Yo no estaba loca. Había vuelto a mí. Me avalancé sobre él y lo abracé tan fuerte como pude, no quería que nada ni nadie pudiese arrancármelo de nuevo.

Él también me abrazó y sentí que ese abrazo fue eterno, fue exactamente todo lo que había estado necesitando desde que él se había ido. Temía que fuera un sueño y que en cualquier momento despertaría. Pero no fue el caso. Seguía agarrada a su cuello, abrazando todo su ser hasta que él se deshizo del abrazo sutilmente.

-¡¿Por qué rayos estoy desnudo?! -gritó y rápidamente se cubrió con ambas manos. Yo no pude evitar reírme, era lo más feliz que me había sentido en mucho tiempo-. Oye, deja de reírte. ¿Puedes darme algo de ropa? -Asentí-... ¿Y qué rayos haces en ropa interior? ¿Acaso estábamos por...? -No terminó la frase. Miró la escena más confundido de lo que ya estaba.

Se levantó rápido y tambaleó un poco. Parecía no poder controlar sus piernas. Se acercó tambaleante hasta una silla donde había un pantalón y una camiseta. Se los puso tan lento como si estuviese haciéndolo por primera vez. Luego, comenzó a acercarse hacia donde yo estaba, en el centro de la habitación, todavía en el suelo, sobre la alfombra; pero en el camino, vio su reflejo en el espejo que estaba sobre la cómoda. Tardó en reaccionar, pero cuando lo hizo miró una y otra vez su rostro, luego sus manos y luego sus pies, las únicas partes de su cuerpo que estaban descubiertas.

-¿Qué me está pasando? -preguntó alterado.

A este punto yo ya me había levantado y puesto mi chaqueta encima. Quería explicarle lo que estaba sucediéndole pero ni siquiera yo lo entendía. Apenas podía hacerme a la idea de que era Josh con quien estaba hablando.

-Yoo... yoo... no lo sé. No sé qué está pasándote. -Mi respuesta no servía de nada, yo no servía para nada, pero al menos una luz se encendió en mi mente.

Escribí un mensaje de whatsapp esperando que me respondiera. Me había portado pésimo con ella en el último tiempo, así que no tenía demasiadas esperanzas de que me ayudara. Aun así, ella respondió. Le pasé la ubicación del lugar donde estaba y en unos quince minutos ella ya estaba golpeando a la puerta.

-Bien, aquí estoy. ¿Cuál es la emergencia? -La ropa negra de Lenny estaba cubierta de nieve-. Espero que sea grave de verdad porque tuve que venir corriendo. Aunque en realidad fue una combinación entre caminata y trote, estoy completamente fuera de forma. Debería empezar el gimna...

-¡Lenny detente! -Tuve que pararla porque estaba hablando sin cesar. Ella me miró sorprendida pero se quedó en silencio-. Necesito que me acompañes. -Ella asintió y me siguió, todavía sin decir nada. La llevé hasta el baño de la pequeña habitación.

-Ha estado ahí por unos cuantos minutos -dije preocupada.

-¿Quién ha estado ahí? -preguntó Lenny, con una mirada que revelaba una completa confusión.

-Es eso justamente lo que necesito que me ayudes a averiguar -contesté sin rodeos.

Ella me miró abriendo sus ojos en señal de que la situación se le hacía incomprensible. No era la única.

Se acercó hacia la puerta y la empujó hasta abrirla por completo. Él estaba allí, en cuclillas con su rostro mirando al inodoro, expulsando todo lo que su estómago tenía adentro. Lenny cerró la puerta de inmediato y me miró.

-¡Por todos los Santos Galya! ¡¿Qué rayos haces aquí con el profesor?! -Su voz denotaba indignación y no podía culparla. Cualquiera hubiese pensado lo mismo si me viese en ropa interior en la casa del profesor.

-No lo entiendes Lenny, no es lo que tú piensas. Yo no....

-¿Lenny? -Él salió del baño y Lenny se dio vuelta hacia él, alarmada.

-Oh por Dios. No sé qué rayos pasa entre ustedes pero no quiero formar parte de esto. ¡Me voy!

La casa era muy pequeña, por lo que no tardó en llegar a la puerta. Sin embargo, antes de que pudiera salir él llegó hasta la puerta, bloqueándola.

-Por favor no te vayas.

-Usted no puede decirme qué tengo que hacer. No estamos en la escuela, por ende no tiene derecho a...

-¡Lenny! ¡Soy Josh! -Una vez más, Lenny se había quedado sin palabras. Miró al hombre que estaba en frente suyo, incrédula ante su confesión. Tal como yo lo había estado momentos antes.

Mi amiga retrocedió unos pasos para luego acercarse nuevamente a él. Miró su rostro detenidamente, cada una de sus partes. Levantó su mano derecha y la puso encima de la frente del que decía ser Josh. Ella cerró sus ojos y tomó una respiración profunda.

La había visto hacer lo mismo solo una vez y fue cuando hicimos la sesión donde contactamos a Lucas. Odiaba admitarlo pero todo lo que estaba pasando me asustaba demasiado.

Meditó unos cuantos minutos hasta que volvió en sí y se desprendió de la frente de él. Se dio vuelta para mirarme.

-Tengo una buena y una mala noticia.

-Entonces empieza por la buena. -Mis manos sudaban de los nervios.

-La buena noticia es que él es efectivamente Josh.

Mi corazón dio un salto de felicidad.

-¿Entonces cuál es la mala?

-Que si su espíritu está aquí, ¿a quién rayos pertenece este cuerpo?

Después del silencio ©(Después de la vida #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora