CAPÍTULO 24- "Upps"

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CAPÍTULO 24-  "Upps"

Lo esperé a salida de clases. Debió sentir mis ojos clavados en su nuca cuando salió porque se dio vuelta al instante.
-¿Qué haces aquí? Habíamos quedado en que no volveríamos a hablar.
Auch. Justo en el corazón.
-Lo sé. Sé lo que me habías dicho pero creo que es necesario que te recuerde que fuiste tú el que me besó.
Si bien la última parte la dije en un susurro, el profesor entró en cólera y me llevó a rastras hasta el salón del que había salido minutos antes.
-¿Por qué hiciste eso?
No estaba gritando, pero hubiese deseado que lo hiciera. Estaba muy enojado.
-Perdón. No fue mi intención. Es que llevo semanas tragándome miles de cosas que siento y no podía decirlas porque tú decidiste que no lo hiciera. Tú.

Nick

Me quedé mirándola. Justo como la vez en la que la besé por primera vez. Había algo en ella. Algo que no podía descifrar. Ella siguió hablando pero mi mente se había ido. Abstraído en mis pensamientos, imágenes pasaban a toda prisa alborotando mi cerebro. Me había pasado lo mismo todos los días desde que estuve con ella. Era como si todo mi mundo se estuviese moviendo en una dirección y yo estuviese atrapado en esa marea incontrolable.
Sentí una mano tocando mi hombro que logró traerme a la realidad. Era ella.
-Oye, ¿qué te pasa? -Podía ver que estaba consternada, su mirada me hizo sentir como una mierda. Más de lo que ya era.
Desde la última vez que estuvimos juntos mi mundo dio un giro de ciento ochenta grados. Dormir me resultaba casi imposible y comer me resultaba casi igual de difícil. Algo en ese beso me había movilizado a un nivel que no comprendía. Pero ahora, teniéndola frente a mí, todo parecía encajar. Había un manto de tranquilidad en mi cuerpo que no sentía hacía días. Era ella. Siempre fue ella.
-Nada -respondí esquivo-. No me pasa nada.
Ella seguía mirándome, inquisidora. Me di vuelta para darle la espalda pero ella me siguió. No estaba dispuesta a dejarlo pasar y eso sólo hacía que tuviera más ganas de besarla.
-Para por favor -pedí en un susurro. 

Ella se detuvo al acto. Tenerla cerca hacía que mis sentidos no funcionaran correctamente.

-Creo que será mejor que me vaya. Es evidente que no me quieres aquí y no quiero ser una molestia para ti.

Ella no era una molestia para mí pero entendía que así lo pensara. Se lo había dado a entender con cada una de mis actitudes. Quiso irse pero la tomé del brazo y la acerqué a mi pecho. Ni ella ni yo nos movimos. Estábamos quietos, como estatuas. Los dos respirando con dificultad por la proximidad de nuestros cuerpos. Levanté la mirada y ambos nos encontramos haciendo lo mismo. Y ya no pude resistirme. Acerqué mi boca a la suya y la fundí en un beso que había anhelado hacía tiempo. Era una voracidad que se sentía antinatural por la bestialidad de los besos, pero a la vez se sentía correcto. 

El hechizo se rompió cuando la puerta del aula se abrió, y entonces supe que la había cagado.

Después del silencio ©(Después de la vida #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora