CAPÍTULO 31- "¿Creer?

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CAPÍTULO 31- "¿Creer?

Lenny entró en la habitación, interrumpiendo la confesión que acababa de hacerle a Lucas. Era como si la distancia que nos separaba se hubiera convertido en un bloque de hielo que nos terminaba de alejar.
-Creo que es mejor que me vaya -zanjó  Lucas. Se veía perturbado, podía notar que su cabeza estaba maquinando algo.
-Me parece que es lo mejor- respondí indiferente, dándole la espalda.
-Si así es como lo quieres...
-Sí, eso es lo que quiero -retruqué.
No tuve tiempo de procesar lo que había pasado, Lucas ya se había ido y ahora Lenny comenzaba a llenarme de preguntas. Mi cerebro era un remolino, lleno de mierda. Hacía mucho que no me sentía tan confundida, con tantos sentimientos que no podía controlar. Todo me estaba sobrepasando...
-¡Ey! Traje comida china. ¿Les apetece comer? Dicen que la comida cura cualquier malestar. Esperen, ¿ustedes ya se amigaron? -Johnny había llegado. Buen momento para interrumpir mi inminente crisis mental.
-¿Amigarnos? -preguntó Lenny completamente confundida. Había olvidado que debía advertirle a Lenny de mi mentira.
-¡Sí! -respondí efusivamente-. Estamos mejor que nunca -Mi boca estaba tensa de tanto fingir una sonrisa, que debo de haber vendido bien porque Johnny me miró con cara y se fue suspirando hacia la cocina.
-Bien, ¿qué parte de esta historia me he perdido? -Le intenté explicar a Lenny lo que le había contado a Johnny lo mejor y más rápido que pude. No quería que se enojara conmigo por algo así. Y de hecho, no lo hizo. Entendió que me encontraba en una situación difícil así que mentir era la única opción que tenía en ese momento; aunque sabía que tarde o temprano tendría que revelarle a la verdad a Johnny.

Esa noche no fue fácil dormir. Di vueltas y vueltas, entraba y salía de un sueño insulso, que solo me dejaba más cansada de lo que yo estaba. Y ahí la ironía, estaba muy casanda pero todas mis preocupaciones me impedían conciliar el sueño. Recordaba los días en que Lucas me visitaba como un espíritu, donde a pesar de ser algo loquísimo, no me impedía llevar una vida relativamente normal. Ahora apenas podía con todo.
Sally me había dicho que trataría de recortar sus horas en "The Lovely Rose" para quedarse en casa conmigo haciéndome compañía, pero no podía hacerle eso. Ella necesitaba el dinero.
En cuanto a Lenny, ella iba y venía pero la mayoría del tiempo lo pasaba en mi casa, como era de costumbre. Sin embargo, el vacío que se había apoderado de mí no tenía fin. Lo que había pasado en las últimas semanas me había dejado desecha y torturada por los pensamientos. Cosa que no había sido pasada por alto por Johnny. 
Nuevamente me encontraba en una posición donde me debatía si debía o no contarle todo y arriesgarme a que me internara en una clínica psiquiátrica. A estas alturas, esa opción no me parecía del todo mala; sería una oportunidad para alejarme de todo, aunque eso no solucionaría el problema en sí.
-Bien, creo que es momento de poner las cartas sobre la mesa pequeña. -Johnny me había llamado a la cocina. Nos sentamos uno frente al otro-. Creo que sabes que no me compré la historia de Lenny sacándote al chico que te gustaba. -No. No lo había notado. Al parecer Johnny era buen actor.
Me quedé en silencio, sopesando mis opciones.
-Tengo todo el tiempo del mundo. Estaré aquí sentado hasta que decidas hablar. -Claramente Johnny no tenía intenciones de dejar ir el tema y yo ya no podía seguir escondiendo todo. Tenía que sacar algo.
-Hay mucho que no sabes Johnny.
-Me doy cuenta -respondió irónicamente-. Empieza por dónde quieras, pero creo que es el momento de hacerlo. Estoy cansado de quedarme afuera de todo Galya, estoy cansado de no poder ayudarte porque no sé lo que de verdad te pasa.
Nunca me había puesto en el lugar de Johnny, ni siquiera por un minuto. Nunca pensé en él porque sólo me ocupé de mi sufrimiento, de mis problemas. Nunca me detuve a pensar que él también podría estar pasándolo mal. Y como frutilla del postre tenía que sumarle esta verdad que era muy difícil de contar. Pero, sin importar cómo saliera todo, tenía que liberarme.
Respiré profundamente.
-¿Recuerdas cuando recién nos mudamos? -pregunté con la voz entrecortada.
-Sí, claro que lo recuerdo.
-Bien... ¿Y recuerdas que se decía que esta casa estaba embrujada?
-Sí, también lo recuerdo. -Johnny comenzaba a exasperarse. No podía culparlo, yo estaba con los nervios de punta-. ¿Puedes ir al grano?

Bien, el momento había llegado. Era ahora o nunca.

-Cuando me mudé empezaron a pasar cosas extrañas, sobre todo en mi cuarto. -La cara de Johnny parecía de piedra así que no podía identificar qué estaba pasando por su cabeza. Tomé un respiro... y continué-. La primera vez que lo vi pensé que me estaba volviendo loca. No era muy difícil pensarlo cuando había perdido a mis padres en tan poco tiempo. Todo era un remolino para mí.
"Luego comencé a sentirlo. Y por último, comenzó a hablarme".
Y ahí fue cuando sentí que parte del peso que venía cargando hacía tanto tiempo se elevaba de mi cuerpo, haciéndome sentir liviana, relajada. Cerré mis ojos por un instante en el que me sentí libren, hasta que tuve que volver a la realidad.
-¿Me estás diciendo que hablaste con un fantasma? -Johnny parecía perturbado. Ahora sí, seguro me internaría en una clínica psiquiátrica.
-Sii... -respondí tímidamente. Y bajé la mirada porque no podía soportar la suya, escrutando la mía.
Nadie habló por unos minutos y eso hacía añicos mi ansiedad.
-Te creo.
Levanté mi mirada y mi cara demostraba la sorpresa que me embargaba. Estaba aturdida por su respuesta.
-¿Cómo dices? -pregunté todavía fuera de eje.
-Dije que te creo pequeña. Te-creo -  Johnny enunció cada sílaba lentamente, tratando de que no hubiese equívocos.
Y yo me quedé ahí. Mirándolo. Sin expresión alguna. Muda.
-¿Te comió la lengua el ratón?
Yo seguía muda. Todavía faltaba la peor parte. ¿Cuánto estaría Johnny dispuesto a soportar? Estaba a punto de comprobarlo.

Después del silencio ©(Después de la vida #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora