CAPÍTULO 26- "Ojos"

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CAPÍTULO 26- "Ojos"

Dos días habían pasado desde que Sally y yo confesamos nuestros secretos. Dos días desde que Lenny no nos hablaba. Lo último que nos dijo fue que no volvería a dirigirnos la palabra a menos que nosotras le contáramos lo que fuese que estábamos escondiendo. En parte tenía razón. Siempre nos decíamos todo, ¡absolutamente todo! Y de repente las cosas habían cambiado para Sally y para mí. ¡Y todo esto por un hombre! Bueno, en realidad no solo uno, en este caso eran dos pero el hecho de que nuestra amistad se viera en peligro por dos chicos no me hacía nada de gracia. Debía arreglar mi situación con Nick y Sally con Theo, para así recuperar nuestra amistad cuanto antes.

Decidí que no quería perder más tiempo y fui a buscar a Nicholas a su casa. No toqué timbre, preferí tocarla puerta. Nadie atendió. Golpeé una y otra vez, una y otra vez. Estaba a punto de irme cuando me atendió. Casi quedé sin aliento. Lo único que llevaba era una toalla en su cintura. Su torso desnudo estaba mojado, al igual que su cabello.

─¡Galya! ¿Qué haces aquí? ─preguntó sorprendido.

A estas alturas ya había olvidado qué era lo que había ido a hacer.

-Yo... -Piensa Galya piensa-. Yo... -Ok cerebro, gracias por abandonarme justo en este momento.

-Oye, mejor pasa. Está helando afuera. -Entré sin objetar su pedido. Al menos mis piernas seguían funcionando-. Perdón por atender así y hacerte esperar, pero como verás estaba en la ducha cuando sentí que golpeaban la puerta.

-Noo, no pasa nada. -Bien Galya, lograste articular palabra, buen comienzo.

-Entonces... ¿quieres tomar algo? -La curiosidad de su voz me despertó de mi ensoñación, dándome la pauta de que mi visita lo tomó por sorpresa. No era el único. Yo también me sentía rara.

El impulso que sentí en el momento en el que decidí venir a su casa se había ido, y ahora la incomodidad me había invadido. Pero no debía olvidar el propósito de mi visita. Venía a aclarar las cosas.

-No, no gracias. No tengo sed. De hecho, vine a hablar contigo... Hablar contigo... sobre nosotros. -Había recuperado mi confianza y él lo noto. Su rostro no estaba sorprendido, más bien noté expectante-. ¿Qué está pasando entre nosotros? ¿Sientes algo por mí o esto es solo un juego para ti?

Él se quedó rígido, los músculos de su torso se habían tensado. Me dio la espalda mientras movía su cabello de un lado a otro. Podía sentir que se había puesto nervioso. Dio un par de vueltas por la habitación hasta que volvió a mirarme. Se acercó un poco más hacia donde yo estaba.

-Lo único que tengo en claro es que no puedo dejar de pensar en ti. Eres todo en lo que pienso desde que llegué a Black River. Sé que sueno como un lunático obsesivo pero es lo que me sucede. -Bajó la mirada. Noté al instante que se sentía avergonzado.

-¿Lo dices en serio? -Sí, después de semejante confesión aún sentía desconfianza. Los golpes de la vida me había vuelto así.

Él terminó la distancia que quedaba entre nosotros. Estaba tan cerca que la incomodidad me invadió; no solo por lo que acababa de decir sino porque tan solo llevaba puesto una toalla. Nunca había estado con un hombre de esa manera.

-Sí, lo digo en serio.

Se agachó donde yo me había sentado y tomó mi rostro con sus manos. Mi corazón comenzó a acelerarse, mi rostro enrojeció con el contacto de sus manos. Todo mi cuerpo se estremeció por su cercanía conmigo. Otra vez nuestras miradas se habían conectado de una forma mágica. Tomó mis manos y símplemente me dejé llevar.

Después del silencio ©(Después de la vida #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora