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Lo bonito del amor es que no se planea, sino que surge así sin más.  Alberto,  joven de 30 años, dos carreras, cinco idiomas,moreno, atractivo, inolvidable. Estudió fuera con el fin de disfrutar al máximo su estudio. Hijo de gente rica, amable, humilde.  Un buen chico.

Cristian, con 31 años,  soltero,  de campo, sus  padres lucharon por darle sus estudios, su hermana morena y él rubio. ¿por qué?  quién sabe. Estudió en la universidad más cercana. Posee diversos certificados de idiomas y un arte para cocinar increíble.

Tan diferentes, ¿no? . María es una amante de salir a comer todo tipo de comida. Y todo fue por la comida. Era una cena de empresa de esas que todos fingen amar el jefe. Ella se sentó en la mesa de loa becarios, sola,  es cierto que había otro becario pero fingió enfermedad y ella fue. Los compañeros la vieron sola y se las arreglaron para hacerle espacio wn la mesa de empleados ya más antiguos.

Allí conoció las anécdotas más divertidas del grupo. Uno de ellos era aficionado al esquí pero ni tiempo tenía,  otro amaba la pintura y dibujaba como los ángeles hasta el punto que empezaron a bromear si era Picasso o no y él demostró su arte haciendo un retrato de María en una servilleta.  Curioso, si, pero esa servilleta se encuentra enmarcada en la sala de estar de ella.

Otra llamada Ana, le enseñó su pasión por la costura y el ganchillo. Realizó numerosos suéters y bufandas a sus hijos. Y mejores que muchos de las tiendas . ¡Cada empleado era tan diferente! Allí conoció a Cristian y Alberto. Cuando todos acabaron de contarle sus aficiones,  le preguntaron a ella. Y ella respondió.
- Bueno, me llamo María y me gusta demasiado la literatura, desde la inglesa, la francesa, la italiana y todos loa tipos.  Soy adicta a la lectura. No mucho más
-querida¿ tienes pareja o marido?- le preguntó una de sus compañeras
Ella se río suavemente. Y contestó.
- No, la verdad es que no tengo nada en el amor, no soy buena en eso, siempre me he pasado la vida entre libros y nunca he sabido ligar o eso.
- tranquila, te ahorras un problema - bromeó Paz y todos rieron.

Fue una velada maravillosa y se despidió entre besos y abrazos y allí, entró a formar parte del grupo de whatsapp de los.compañeros. Esa noche abrió el móvil y tenía 300 mensajes entre fotos , risas y bromas.

Se dispuso a leerlo todo y se dio cuenta que era como una gran familia donde esa mujer que tanto miedo le daba al principio, Paz, era una madre para todos y ella era su nueva hija.

Pasó de una en una las fotos y vio mil y un sonrisas. Pero le llamó la atención que Alberto sonreía de más y Cristian no sonreía nunca. Miro los perfiles de ambos (si era un poco cotilla) y eran tan diferentes.

Pero demasiado agradables ya que sin conocerla ya la trataban como de siempre y en ningún momento de la velada se sintió incómoda ni molesta. Es más se sentía como cuando iba a pasar las navidades en familia y el hermano le hacía trastadas, sí, aún a esa edad se hacen.

200 VECES YODonde viven las historias. Descúbrelo ahora