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Se despertó y justo cuando ya empezaba a perder la paciencia le llegó un mensaje de él,  enviado hace tres horas.

Miró y lo entendió todo,  el mensaje decía:
-"perdón por no responder antes, estaba en el funeral de mi abuela,  muchos compañeros me acompañaron e incluso le dije a uno que te lo comentara, se olvidó.  Hoy voy al trabajo, te veo allí "

"Pobre"pensó. Sabía lo que era perder una abuela cuando ya eres mayor y los quieres demasiado.

El año pasado se había muerto el abuelo y estuvo llorando demasiado.  Recordó incluso cuando su madre se lo dijo y dejó de comer.

Él debía estar igual...pensó mientras comía. Se vistió sencilla, terminó de desayunar y se dirigió al trabajo.  Allí halló a Alberto.

Se encontraba sumergido en sus pensamientos sobre una taza de té,  era guapo siempre pero hoy no brillaba,  se notaban las horas sin dormir.

Se acercó a él y le agarró la mano. Los que estaban allí los miraron. Él casi empieza a llorar y ella lo abrazó fuertemente hasta que él quisiera.

Cuando por fin se soltaron ella se atrevió a hablar.
-perdona por petarte de mensajes.

Él levantó la cabeza y le dirigió una sonrisa débil, le respondió:
- no pasa nada, estabas preocupada,  es un detalle

--¿qué tal lo estas llevando?
-no muy bien, pero poco a poco ¿no?
No sabía si hablar o estar en silencio, no sabía bien que era mejor pero optó por lo primero.

-para cualquier coaa hablame.
-¿sabes si hay mucho trabajo pendiente?
- creo que sí,  últimamente está más intenso con todo -respondió resignada.

-¿vamos ya?- leindicó
- claro
Ambos por su lado trabajaban sin cesar hasta la hora del.almuerzo.

La cafetería se llenó y se notó la diferencia.  Había ruido, risas, vida y no sonido de gente comiendo en silencio.

Se sentaron juntos y comieron hasta que tocó de nuevo trabajar y sin ningún parón.

200 VECES YODonde viven las historias. Descúbrelo ahora