s e v e n

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PDV: Micheal.

La hora del almuerzo era lo peor de todo. O al menos para mi.

Tener que entrar a la cafetería y disparar directo a la mesa abandonada, a la cual nadie notaba y se encontraba, prácticamente, fuera de la cafeteria  junto al gran vertedero de comida, el cual dejaba un desagradable olor por todo la zona cerca de este. Es decir, mi zona. La del perdedor. La del chico invisible.

Ya no le tomaba demasiada importancia a ello, tan solo colocándome los auriculares y viajando a mi propio mundo, lograba desconectar toda mi mente para conectarla en mis propios pensamientos.

Movía mi cabeza al ritmo de la música, mientras trataba de ignorar los repetidos quejidos de mi estómago a causa del hambre. No había traído dinero, era un fracaso. Con mi cabeza apoyada en el hueco de mis brazos, miraba fijamente un punto de la mesa, perdido de mi mismo. El estruendoso golpe de una bandeja contra esta logro sobresaltarme. Despertándome de mi transe, levante la mirada encontrándome con el cielo ante mi, literalmente los ojos cielos de Luke me miraban con entusiasmo parado frente a mi.

- Te he comprado una porción de pizza, espero que sea suficiente.- comento mientras se sentaba frente a mi y dejaba su mochila en el suelo. No respondí, estaba demasiado desconcertado para hacerlo. Mientras tanto el solo me miraba con sus codos sobre la mesa, y ambas manos en sus pómulos con la sonrisa mas tierna que vi en mi jodida vida. Algo se removió dentro de mi.

- No tenías que hacerlo.- comente y este solo rodo los ojos con fastidio.- gracias.- murmure al fin.

- No hay de que, para eso están los amigos.- reí por su insistencia y negué con la cabeza.

- Al parecer hablo con el aire, ¿verdad?

- Solo cuando niegas nuestra amistad..- sonrió inocente. No pude evitar reír.

Durante los siguientes diez minutos nos dedicamos a comer nuestras porciones de pizza mientras nos mirábamos de reojo. No hablamos, pero el silencio no era incómodo. Pude notar algunas miradas hacia nuestra dirección, en especial las de sus amigos.

- Nos están mirando.- hable mirando hacia mi plato un segundo antes de levantar mi mirada, Luke frunció el ceño y se dio la vuelta preguntando un "¿Quiénes?".- Tus amigos.- respondí.

- Oh...bueno, tendrán que acostumbrarse, no será la última vez.- lo mire extrañado, pero no formule pregunta alguna.

No quería sentir lo que sentía, pero no pude evitarlo.

Estaba emocionado, emocionado de poder compartir esta hora con alguien, de poder hablar y reír y no solo escuchar música tratando de evitar los murmullos de mí alrededor.

Me había acostumbrado al estar solo, ya no era algo por lo que me preocupara. Pero al imaginarme en compañía con alguien, lograba encender algo más que emoción en mí. Aunque no lo dijera en voz alta, estaba agradecido con Luke.

Tal vez no nos juntamos por voluntad propia, y solo haya sido por lastima y compasión, pero aun así me alegraba saber que estaría aquí para mí. Que se esforzaba en hacerme sentir bien... sentir que por primera vez era alguien.

- Huele demasiado mal por aquí.- comento arrugando su nariz, solo rei y asentí.- ¿No te molesta?

- Ya no.- negué.

- Eres fuerte.- alago levantando las cejas y tapándose la nariz.

- Te acostumbraras.

- Eso espero.- murmuro y el silencio volvió, no hasta que yo lo rompí.
- Hemmings.- lo llame y me miro levantando las cejas para que hablara.- bienvenido a la zona de los invisibles.- rei por mi estúpido chiste, pero al parecer a el no le causo gracia.

- Para mi no eres invisible, Michael.

The dying boy ⏩MUKEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora