Decimoséptimo punto

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Esta noche me beberé hasta las penas para olvidar aquél Domingo, para sacar de mi cabeza (aunque sea un momento) tu tierna imagen de hermano mayor cuando estás con tu hermana y para dejar de sentir el vacío de tu cuerpo.
Tú te me has adelantado, ya estás en un bar de mala muerte bebiendo cerveza hasta perder la conciencia. Me han llamado para que vaya a buscarte. Quizás vaya y de una vez por todas te confiese que te amo. Mañana te negaré haberlo hecho.
Mira que soy cobarde!

Te llevaré al parking de siempre, el que descubrimos ese día de Enero.
R

ecuerdo con claridad aquel día, también los siguientes.

Tus padres no hicieron más que llamarte y yo en mi más absoluta locura arroje tu móvil desde la séptima planta contra el suelo. Dijiste que estaba loca, pero no podías parar de reír.

Mi mejor recuerdo de esos días es la madrugada en la que me colé en tu habitación y te convencí de escaparnos.
Te llevé a mi lugar favorito a ver la ciudad que nunca duerme. Tus ojos al verla se encendieron y miles de luces se sintieron opacas en la inmensidad del café de tu mirada. Sentí envidia de la ciudad, de sus luces y de la atención que le prestaste, sentí envidia de poder también tocar el iris de tus ojos.

PuntoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora