Trigésimo séptimo punto

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Te fuiste sin mirar atrás. Me dejaste junto a tu casa con el corazón sangrando.
Te fuiste con tus andares vagos mientras los trozos que juntaste de mí volvían a romperse haciéndose añicos.
Allí se quedaron. En tu portal. Para ver si al pisarlos también sangras.

08.09.16

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