Sexagésimo primer punto

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12 de mayo de 2017
12:35 am

Ya va siendo hora de irnos a dormir. De despedirnos. De decir el último buenas noches.

Cuando amanezca te irás de mi vida y yo de la tuya. Habrá una bifurcación. Yo iré a la derecha, tú continuarás recto.

Mañana es el día decisivo. El punto final. O quizá no...

Estos últimos días han sido muy especiales. Y te digo que me voy con los recuerdos de ayer, hoy y de anteayer. Que me quedo con el tacto de tus manos en las mías y con el sonido de tu voz en mi alma. Me llevo tu piel, porque tanta calidez algún día me será útil. También tu cabello chocolate, por si me endulza la vida. Y todo lo que aprendí contigo. Que seguramente dirás que no hiciste nada, pero sí. Me diste vida. Me destruiste los esquemas y me volviste débil. En cuanto a creencias, digo.

Hace un tiempo te escribí un texto. Búscalo. Léelo. Y comprendeme. Todo lo que yo creé es tuyo. Te pertenecen mis dibujos ordinarios, y mis poemas sin rima. También te doy mis doctrinas, mi vida, mi filosofía.

Hoy durante el examen me detuve un rato a mirar lo que me rodeaba. Todos son tan iguales... Copias... Pero tú, tú no. Vi en todos la misma ropa, menos en ti. Qué sí, que es algo estúpido, pero para mí no. Llevabas esa camiseta que tanto me gusta. Te hace ser tú. Bueno, todo tú es tú. Lógica aplastante ¿eh?

No sé, eres magnético.
Yo te juro que nunca he visto algo más bonito que tú. Nada.
Y te lo dije. Que me distraigo mirándote.
Y me giro si no estoy detrás de ti a mirarte una y otra vez, porque eres único.

Ahora, te confieso, que tengo miedo. Mañana te perderé por siempre. Y todo habrá perdido sentido. Incluso este pequeño libro.

Entre pensamientos.

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