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- ESA SENSACIÓN DE LIJA -

El mundo daba vueltas.

La luz era dolorosa.

Mi boca sabía cómo arena. Y vomité.

Tenía el hijo de puta de todas las resacas.

Entrecerrando los ojos a través de mis párpados, me di cuenta que estaba en mi cama, pero no tenía ningún recuerdo de cómo había llegado hasta allí.

La cabeza me daba vueltas por el dolor cuando me senté y miré alrededor de la habitación con la que me acababa de familiarizar. Mi teléfono y la cartera estaban en la mesa de noche junto con un vaso de agua y un Tylenol.

Había una hoja doblada de un papel similar al de esas tarjetas de notas en las que escribías un discurso inclinada contra el cristal.

Lo primero que alcancé fue el papel siempre asegurándome de que alguien no estuviera tratando de envenenarme, porque con mi trayectoria, había una gran cantidad de mujeres a quienes probablemente no les habría importado verme morir una muerte lenta y dolorosa.

Harry.

Joe y yo estaremos trabajando este sábado. Cuando te levantes, hay Tylenol en tu mesita de noche, y sándwiches de ensalada de pollo en la nevera.

Te veré esta noche. Theresa.

A toda prisa alcancé el Tylenol, tomé dos y me los pasé con el vaso de agua. Uf, mi boca sabía desagradable, como si varias personas hubieran vomitado en ella. Necesitaba limpiarme.

Cuando me levanté de la cama, mis ojos se deslizaron de nuevo hacia la nota. Era extraño que a Theresa le hubiera importado lo suficiente como para dejar Tylenol, agua, y sándwiches. Nadie había estado tan preocupado haciendo algo por el estilo.

Con mi cabeza girando un poco, salí de mi habitación y fui por el pasillo hacia el cuarto de baño. En mi camino, vi que la puerta de Kira estaba abierta y que su cama estaba perfectamente hecha. Supongo que no había estado lo suficientemente borracha para dormir hasta la maldita hora que era. Ni siquiera me había molestado en echarle un vistazo a mi teléfono para comprobarlo.

Lo primero es lo primero, me lavé los dientes durante cinco minutos para quitar el sabor desagradable de mi boca. El sabor y la sensación de lija eran débiles ahora, dominados por el sabor de la pasta de dientes.

Entonces salté a la ducha, dejando que el agua caliente me despertara y lavara mi resaca.

Después de que terminé, envolví una toalla alrededor de mi cintura y limpié el vapor del espejo para poderme estudiar a mí mismo. Solo había estado aquí por unos días y después de tener comida casera todos los días, de beber con Finn, y de no hacer ejercicio, mi estómago estaba empezando
a verse un poco flojo.

¿Habría incluso gimnasio en esta ciudad? ¿Dónde corría Finn? Tal vez solo tenía que hacer unos largos en la piscina del Walshs y subir y bajar escaleras durante una hora para conseguir bombear mi sangre. O acostarme con Kira, que sin duda conseguiría bombear mi sangre.

Una vez que regresé a mi habitación, comprobé mi teléfono y vi que eran las 12:47. También vi un mensaje de Finn.

S.O.S.

Con un movimiento, agarré la primera ropa que pude encontrar, un polo blanco y un par de vaqueros de color azul oscuro, envejecidos a mano. Embolsando mi teléfono y cartera, me dirigí fuera de la habitación de nuevo y fui por el pasillo hasta donde estaba la habitación de Finn.

Sin molestarme en llamar, abrí la puerta y entré. Había visto al tipo en mi parte justa de posiciones cuestionables en los pasados tres años, incluyendo su trasero desnudo mientras lo hacía con una chica al azar durante el tiempo en que él y Cass habían estado en un descanso.

Twisted Minds |HS| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora