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- ENTRE LAS UVAS -

--- No iré a ninguna parte en esa cosa.

Kira se paró en la acera, mirando mi auto con disgusto. No estaba exagerando. El disgusto estaba grabado en cada centímetro de su cara.

Cualquier otra mujer habría saltado con la oportunidad de estar en un Ferrari, pero no esta mujer. Kira tenía que ser una difícil. Su aversión a la riqueza y a las posesiones materiales era increíble. Mi madre me habría golpeado a un lado tratando de entrar a mi auto a toda prisa.

— Entonces no iremos a ninguna parte — le dije, mi tono firme.

Nos miramos uno al otro, ella estrechando los ojos mientras yo le sonreía. Sin realmente quererlo, mis ojos se arrastraron a lo largo de su pequeño vestido, negro, amando la forma clásica y elegante que se veía.

El vestido no era nada especial; largo hasta la rodilla, sin tirantes, con un escote bajo; pero la forma de su cuerpo curvilíneo y delgado era tan única que lo hacía parecer más impresionante de lo que realmente era. Era así como vendías un vestido promedio; poniéndoselo a alguien como Kira.

— Como el infierno que no. He estado esperando durante semanas esta cata de vinos — dijo con el ceño fruncido —Simplemente llevaré mi auto si vas a ponerte difícil.

Esta era una pelea que iba a ganar. Rara vez podía conducir mi auto por ahí ahora y si íbamos a una cata de vinos entonces iríamos con estilo.

— ¿Soy el que se pone difícil? — Levanté una ceja, manteniendo mi tono tranquilo — Eres la que está enloqueciendo por subirse a mi auto. ¿Eres demasiado buena para un Ferrari?

El ceño fruncido de Kira se profundizó.

—Estás perdiendo el punto completamente. Tuviste sexo con alguien ahí anoche. Además, nadie tiene que vivir la vida con tal exceso.

De acuerdo, el punto del sexo en el auto era bastante válido, pero el comentario sobre el exceso; no tenía sentido. ¿Pensaba que mi estilo de vida era demasiado lujoso? No sabía ni la mitad de eso.
—Cuando tu padre decide que va a estar ausente durante la mayor parte de tu vida porque está demasiado ocupado corriendo tras modelos que son de la edad de su hijo, un regalo como este no es excesivo; es agridulce. — En un momento de rara sinceridad de mí, me di cuenta de que mis palabras eran la dura verdad de la que con frecuencia trataba de huir.

El ceño fruncido desapareció inmediatamente de la cara de Kira, su expresión se suavizó y sus ojos buscaron los míos. Abrió la boca como si quisiera decir algo, pero luego soltó un suspiro de resignación y se metió en el auto sin decir nada.

Por alguna razón, la victoria no fue satisfactoria. Me acomodé en el asiento del conductor, con un mal sabor de boca. Recordándome a mí mismo acerca de mi vida desgraciada y de mis padres, que eran una parte ¿de ella y que no era algo que me gustaba hacer a menudo. Normalmente, me gustaba olvidar que siquiera existían.

Ahora estaba sentado aquí deseando haber accedido a llevar el auto de Kira. No valía la pena el recordatorio del vacío en mi pecho que siempre trataba de llenar con alcohol y mujeres.

—Lo siento.

La voz de Kira era suave, pero sus palabras resonaron en el auto. Me volví hacia ella con sorpresa. Me miraba con sus ojos tranquilos y azules que siempre me hacían sentir como que iba a ahogarme en ellos.

Twisted Minds |HS| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora