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- UN VISTAZO -

Mi polla estaba dura cuando me desperté a la mañana siguiente.

La imagen de las tetas perfectamente redondas de Kira subiendo y bajando en el agua fue grabada a fuego en mi mente mientras estaba acostado en la cama, perdido en una maraña de sabanas. 

Tenía que tenerla. La necesitaba. Jodidamente ahora mismo. No me importaba si luchaba o me gritaba. Iba a ser mía. Había estado poniendo mucho trabajo y obteniendo nada a cambio.

Candy no había sido lo suficientemente buena para sustituir a Kira. Nadie era un sustituto lo suficientemente bueno para Kira. Era una rara pieza de colección; valiosa, perfecta, sin precio.

Mi teléfono vibró en la mesita de noche a mi lado, y lo busque con la mano, entrecerrando los ojos en la pantalla. Era mi madre otra vez, tratando de convencerme de que hablara con ella. Sí, eso jodidamente no estaba sucediendo en este momento.

Te extraño. Sigo pensando en todos los momentos maravillosos que pasamos juntos.

Estaba loca. La mayor parte de nuestro tiempo juntos se había pasado peleando y tratando de ver quién podía decir las cosas más terribles al otro. Ella tenía algo entre manos si pensaba que su mierda iba a funcionar en mí.

Saliendo de la cama, me cambié por algo un poco más casual; una camisa tipo polo y un buzo Henley's, y me dirigí al baño para limpiarme un poco. Una vez que me había arreglado el cabello con algún producto, y estaba oliendo a Ocean Pine, bajé las escaleras.

El olor de mi Ocean Pine fue rápidamente opacado por los olores más increíbles que jamás hubiera experimentado. Canela, azúcar, miel; el olor a horneado me recibió de camino por las escaleras y me llevó a la cocina donde me encontré con Kira.

Estaba de espaldas a mí mientras se movía alrededor de la cocina, sacando varias cosas de los armarios. La cocina estaba llena de una gran variedad de pasteles, tartas y galletas. Mi boca se hizo agua mientras el dulce aroma abrumaba mis sentidos.

—Hola.

Ella saltó visiblemente ante el sonido de mi voz; la cuchara en su mano cayó al suelo con estrépito.

—¡No me asustes de esa forma! — me regañó, agachándose hasta recuperar la cuchara caída.

—Lo siento. —Levanté una mano a modo de disculpa —¿Dónde está todo el mundo?

—Mis padres fueron a recoger algunos ingredientes más para la feria. —Regresó su atención a los artículos en el mostrador —Y mi hermano fue a buscar a Cass, así puede ayudarnos a hornear.

—¿Todo esto es para la cosa de la feria? —Mis ojos se dirigieron a los pantalones cortos de mezclilla azul descoloridos que llevaba puestos. Eran tan cortos que si se movía de una manera determinada, podía ver el contorno de las mejillas de su culo burlándose de mí.

—Sí, lo hemos hecho todos los años desde que puedo recordar —confirmó ella mientras medía tazas de harina y las echaba en un tazón grande.

Esto siempre me pareció una gran cosa para Finn, pero realmente no entendía por qué hornear galletas y magdalenas era tan importante. Un chef personal podría hacer eso por ti.

—Sabes —dije, caminando hacia la nevera para buscar por mí mismo una cerveza —A puesto a que tendrías una multitud más grande si pusieras alcohol en esto. — Me estiré por una cosa de hojaldre que estaba en la mesa de la cocina.

Twisted Minds |HS| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora