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- ENTONCES SE APARTO -

Una vez más, Finn se las arregló para convencerme de ir a Ripley Beach así podíamos pasar el rato con sus "amigos".
No era idiota. Sabía que solamente íbamos allí porque él quería ver a Cass otra vez y coquetear con ella. Lo que era malditamente ridículo. 

Aunque yo siempre cubriera las espaldas de Finn, esto no era algo en lo que pudiera respaldarlo. Por un lado, realmente quería regañarlo, pero por el otro, no era el niñero de Finn. Había tomado bastantes malas decisiones en mi corta vida, y quizás ésta era solo una mala decisión que él debía tomar. Otra vez.

Le dije adiós al tequila esta vez. Esta noche, me había pegado a la cerveza barata que Finn siempre compraba. Él no dijo nada, pero podía ver que estaba feliz al respecto. Después de estar un rato junto a la hoguera con sus aburridos amigos, me retiré para estar solo en la roca del acantilado que me daba una vista de toda la playa.

El cielo se sentía un poco más cerca aquí, aunque yo no estaba muy lejos del suelo. Este era el lugar desde donde había saltado el idiota de Greg. Si bien no deseaba convertirme en suicida, podía ver que el salto no era tan difícil. Si habían crecido haciéndolo toda su vida, probablemente no fuera la gran cosa. Licor y saltos, bueno, eso era otra historia.

—¿Un penique por tus pensamientos?— La voz sensual llegó hasta mí, haciéndome saltar lo suficiente como para derramar cerveza en mi regazo.

—¡Joder —Inmediatamente empapó mis pantalones cortos color caqui, haciéndolo parecer como si me hubiera meado encima.

"Un penique por tus pensamientos"; era la estupidez más grande dicha. Mis pensamientos valían más que un maldito penique.

—¡Oh!— Era esa chica Randy, con su cabello rubio y corto, que había abierto sus piernas para mí la otra noche — Lo siento, ¡no quería asustarte! Déjame ayudarte a limpiar eso. 

Dejó su vaso en el suelo y se quitó la enorme camiseta de los Mets que había estado usando como un largo vestido. Debajo de eso, su apretado cuerpo se lucía en un revelador bikini azul. De hecho se veía bastante bien.

Inclinada sobre mí, comenzó a dar toquecitos a mis pantalones con la camiseta. Mientras yo estiraba las piernas, mis ojos vagaron por la línea de su cuerpo. Ella era una cosa linda y pequeña, pero definitivamente no tan atractiva cuando estaba sobrio.

No tenía la figura llena de Kira, ni las mismas curvas, ni siquiera la misma actitud. Kira era ardiente; Randy era una zorra.

Un hormigueo cruzó por mis brazos cuando Randy comenzó a realizar movimientos cerca de mi polla con la camiseta. Sus ojos azules; un poco más opacos que los de Kira, se encontraron con los míos, brillando con lujuria mientras seguía limpiándome.

Pero entonces mi mete regresó a Kira y a ese beso. A la cena en la bodega. A la caminata bajo la luz de la luna. A las jodidas hojas con forma de corazón.

— Espera — comencé a decir, dándome cuenta de que algo no parecía estar bien. Esta chica no olía a bayas, ni tenía el cabello como el sol.

—¿Qué mierda?— La voz era grave, enojada.

El corazón se me congeló en el pecho mientras Randy se alejaba de mí y se levantaba. Yo hice lo mismo. La ira de Kira era demasiado exigente como para no ponerme de pie. Randy recuperó la compostura antes de que yo lo hiciera, lo que encontré irritante. Generalmente, yo era el que se encontraba tranquilo, perfecto, pero aún estaba luchando para mantener mis sentimientos bajo control.

Twisted Minds |HS| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora