Capítulo 6

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Eres una mujer de veinticinco años, actúa como tal Jaén.


Desde hace dos horas repito la misma frase como un mantra.

Pueda que haya actuado como una adolescente irresponsable antes de pensar las cosas con claridad, pero toda esta situación parece salida de un libro.

Mi próximo objetivo es averiguar sobre ese chico ¿Quién sabe y es un maleante?

Engañar, planear y actuar sin importar lo que cueste será la misión.

Miro alrededor de mi apartamento, llevo media hora aquí desde que salí de la casa de mis padres después de lo dicho, papá no para de hablar a mi teléfono por lo que tengo en silencio dicho aparato.

Me sirvo una copa de vino del mini-bar para luego acostarme en un cómodo sofá blanco, recuerdo que debo de agradecer a mi asistenta de New York por escoger tan cómodo lugar, parece que no es tan incompetente como creí.

A pesar de todo ningún lugar supera el departamento que me regalo el abuelo, me trae muy buenos recuerdos, mi primeras experiencias en la gran manzana las viví allí.

La música de Jazz suena en todo el espacio donde estoy, mi vista recorre todo el lugar hasta detenerse en mi bolso, lo agarro y busco la nota que estaba en mi carro bajo una rosa.

"Una hermosa flor, para otra hermosa flor"

—Con amor, tú Donaban.


¿Enserio? ¿No pudo ser más original?

El timbre suena insistentemente, dejo la nota en la mesa.

—Un momento —me pongo la bata a juego con mi camisón de seda, arreglo mi moño y observo mi cara desmaquillada en un espejo del pasillo.

Abro la puerta mientras alguien detrás de ella la empuja haciendo que me dé un golpe en la frente.

— ¡Rayos! —La voz masculina suena fuerte por todo mi hogar—, Jaén, ¿acaso no sabes que no tienes que ponerte detrás de una puerta al abrir? Alguien la abriría bruscamente y te golpearía.

―No me digas, idiota ―agarro mi cabeza con mi mano derecha―. ¿Qué haces aquí?

―Después de tu dramática salida, tu padre te marco al teléfono pero como nunca contestaste, me mandaron a comprobar que todo estuviera bien ―Se acomoda en el sofá y absorbe un poco de mi copa servida―. Aun no puedo creer que de tantas personas hayas escogido al tonto del mensajero y eso que apenas lo conoces ¿En dónde pones en práctica tus títulos de Cambridge?

―Cállate ―regreso al mini bar para esta vez servirme algo más fuerte, un wiski―, ríete todo lo que quieras, ya veremos quien se ríe al final.

―Hablando en serio ¿De verdad piensas quedarte con ese mensajero? No me lo imagino en una junta con gente vestida de gala, gente tradicional, aburrida y luego estará el con sus millones de tatuajes queriendo ser el foco de atención.

―Ya veré si es apto o no, será mejor que te retires ―rozo el vaso por mis labios cerrados sintiendo el cálido frio en ellos, Donaban se levanta del asiento, me mira intensamente como siempre lo hace pero esta vez veo una chispa de lujuria en su mirada.

―No olvides que aquí estaré para lo que necesites ―su acercamiento me incomoda por primera vez en la vida, y es que las ganas que tengo de pegarle no se disipan―, ¿Desde cuándo estas más bella?

FrívolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora