30. "Desnudos en la noche"

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Todo estaba listo para salir, en el comedor había dejado la valija, y yo comía algo en la cocina, un tostado para ser precisos. Como siempre la casa estaba vacía,  necesitaba decorar ese lugar de una vez, pero me es mucha flojera, y no tengo dinero para comprar muebles nuevos. 
Querer hacer algo y no tener con que hacerlo es mi ley de vida.

Esperaba a Brad, que ya había salido de su casa, me contó que estaba emocionado y eso me levantó el ánimo, compartíamos sentimiento una vez más. Me dijo que me llevaría a tomar algo porque todavía teníamos tiempo.

Quería estar allí, acostada en la arena junto a el, mirando el mar. Nosotros solos.

La bocina de su auto me hizo saltar de la silla, agarré la valija y me puse el abrigo, para salir de casa y verlo asomándo la cabeza por la ventanilla del auto, con una gran sonrisa.

Corrí hacia él y lo saludé con un beso, se bajó y abrió el baúl para poner mis cosas.

—Creo que tu estas más emocionada que yo.— dijo analizando mi rostro, así era.

Finalmente nos subimos al auto y pusimos musica, Brad tenía prendida la calefacción, no me sorprende, aunque si hacía frío aún no era para tanto.

—Mi madre me habló de ti hoy por la mañana.— me contó y yo lo mire interrogativa. —Esta feliz por los dos, y dice que tu eres justo lo que necesito.

Le sonreí enormemente y besé su mejilla. —Tu madre me cae mejor que tu, quiero que lo sepas.— el quitó la vista del frente para abrir la boca, como a punto de decirme algo, respiró profundo y entre cerró los ojos.

—¿Ah si?— frenó el auto y se estiró por sobre mi para abrir mi puerta. —Bajate, que te lleve mi madre al aeropuerto.— solté una risa y cerré la puerta. Me abalancé sobre el para besarlo y el mordió mi labio.

—Me encanta hacerte enfadar.— hablé luego de besarlo e incorporarme en mi asiento.

Nos bajamos en una cafetería y fui a sentarme en una mesa al lado de la ventana.
Los vidrios del local estaban empañados, quizás si hacia tanto frío para la calefacción.

Brad se sentó frente a mi y sacó su móvil, mostrándome un mensaje.

—Esta completamente loca.— a él le había hablado un número desconocido, me preocupa que finalmente pueda separarnos.

-Si no te alejas de _____ correrá sangre.

Nuestros pedidos llegaron, y tratamos de dejar ese tema de lado, hablando un poco más sobre nosotros.

—James esta loco por Naomi.— me contó riendo.

—Y ella por él.

—¿Y por qué no están juntos?

—Tal vez lo están, el otro día "durmieron" juntos.— mi amiga no iba a dejar pasar una oportunidad así como yo.

—Y tu y yo todavía no.— rodó los ojos y reímos. Extendí mi brazo para empujarlo en su asiento, pero el tomó mi mano y la besó. —Ya te agarraré yo.

Me sonroje, y mucho además, mi cara ardía como si la hubiera metido en aceite hirviendo. Exagero.

—Veremos.— dije misteriosa y le di un sorbo al capuchino.

—¿Me estás provocando?— abrió la boca simulando estar sorprendido y sacó la lengua.

—Tomalo como quieras.— saqué la billetera y pagué a la camarera.

—¿Qué haces? Iba a pagar yo.— se quejó cuando la chica se fue.

—Ya me lo devolverás de otra forma.— solté una risa y le guiñé el ojo.

Million Words (Brad Simpson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora