Million Words (Brad Simpson)

38. "Despedida"

—Te extrañaré.— deseaba irme con él, pero no podía, la reunión con el dichoso representante era esa semana. Brad tenía una gran sonrisa de melancolía en los labios, acaricié su pelo descontrolado y él me besó.

El aeropuerto estaba poblado de gente, divisaba hacia mis lados, las despedidas de los demás, y me emocionaba.

—Es muy poco tiempo nena, pronto nos veremos.— trataba de relajarme abrazando mi cintura suavemente.

—Disfruta.

—Suerte y ten cuidado.

—Igual tú.— apoyé mi cabeza en su pecho un rato más, silenciandome, pensando en lo que serían estos días sin él.

—Te amo.— se apartó y volvió a besarme, para luego alejarse de mi. En dirección a la rampa del avión.

Vi despegar al mismo, y me tomé un taxi a casa de mis padres.

—Ya te paso a buscar y vamos a comer algo, ¿Qué te parece?— Lucio quería alegrarme de alguna forma por móvil, pero es difícil desconcentrarse de algo en lo que piensas todo el día.

Así fue como me subí a su auto y partimos a comer gorduras llenas de grasa.

—Extrañaba salir contigo así.

—No mientas, prefieres comer gorduras con Brad que conmigo.— me celaba, que lindo.

—Calla, imbécil.— solté una risa y él golpeó la mesa.

—No me callo nada, esto es injusto.— se quedó en silencio un segundo y chasqueó la lengua. —Adivina que.

—Conociste a un chico.— me sonrió misterioso y asintió lentamente.

—Estamos saliendo, pero esta vez quiero ir más despacio.

—Me parece perfecto.

—¿Como fue la primera vez con Brad?— preguntó como si se lo hubiera contado.

—¿Quién dice que lo hicimos?

—Vamos _____, ¿Cómo fue?

—Increible, nunca lo había pasado tan bien.— suspiré acariciando un mechón de mi cabello y él rió.

—¿Y tiene buen...?— dejó las palabras en el aire interpretando que entendería.

—¿Qué tanto preguntas?— se alzó de hombros sonriente y contesté. —Bueno, si.

Ambos reímos a carcajadas, pasar un momento a solas con él era grandioso.

En ese instante recibí un mensaje de un número desconocido.

«No pude hacerlo la primera vez, ni en el hospital, pero ten en claro que no pararé.»

Mis ojos se abrieron como platos, y le mostré el mensaje a Lucio.

—Acaba de llegar otro.— me dijo mirando la pantalla. —dice, ¿Qué tanto te sorprendes?, eres patética.— se quedó serio y miré a ambos lados, nos estaba observando de lejos, pero no la encontraba. —No me busques, no vas a encontrarme.

—Vamonos.— dije levantándome y dejando el dinero sobre la mesa, mi amigo puso su parte y salimos casi corriendo de allí. Quisimos ir a lo de Naomi, quien nos atendió con una cara de felicidad inmensa.

—Pasen, esta un poco desordenado.— cruzó el comedor y pateó una alfombra. —Nunca avisan antes de venir.— estaba levemente agitada, como si se hubiera caído de la cama.

—Perdón, hace mucho no nos juntamos los tres.— Lucio siempre me quiso un poco más a mi, pero nos trataba a ambas por igual.

—No pasa nada tontos.— puso música y se tiro en el sillón, entre frazadas y ropa usada.