Capítulo 20

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<<Confesiones, es hora de saber la verdad......>>
                    -Dracula

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Su tienda estaba apartada del resto, a Samanta le costo un poco llegar y ahora que se encontraba frente a ella para ingresar. Se arrepentía de haber llegado allí, no le agradaba discutir con Miguel; pero no por eso le impedía querer saber algunas cosas. Y la primera pregunta que se le cruzaba por la mente era ¿El por que de traerla acá y decirle que lo que buscaba lo encontraría en este lugar?

Aparto la gruesa tela y entró. Se sorprendió al ver que adentro se asemejaba a una casa y no a una tienda para acampar, el suelo alfombrado, una mesa con sillas; tenia todo lo que uno se podría imaginar. Para la iluminación había porta velas; todo perfectamente ordenado, pero lo que mas llamo la atención fue que para dormir solo una cama matrimonial había, como si Miguel y ella fueran a compartir alcoba.

Descarto de inmediato el pensamiento y busco al arcangel, aunque no le costo mucho, por que pese a que fuera grande la tienda, uno podía percatarse de todo. Cuando dio con Miguel se avergonzó de encontrarlo sentado en un sillón de madera sin camisa dejando a la vista su piel tatuada.

Pequeños círculos iniciaban desde sus muñecas y se extendían por los brazos hasta perderse en sus hombros. Cada circulo parecía marcar puntos exactos, como si se tratase de un mapa. En su fuerte abdomen y pecho un árbol dibujado con sus hojas hasta la mitad de tinta negra y gris se distinguía. Realmente hermosos eran, debían tener algún significado para Miguel, sintió ansias de revisar y comprobar si tenia mas tatuajes en su espalda.

-Supuse que te quedarías con tu nuevos amigos- fruncio el seño- bueno a decir verdad tienes una impetuosa facilidad para hacer amistades.

Su brusco tono la saco de en si.
¿Acaso le estaba reprochando algo?

-¿Disculpa? No entendió tu actitud- negó sin comprender.

-Y ahora te haces la tonta, ya veo que nunca cambiarás Samanta- sus miradas se encontraron, los ojos grises de Miguel eran inexpresivos, parecían hielo, demostraba una frialdad que jamas pensó que él la tuviera. Siempre tan angelical.

-Yo no quiero cambiar Miguel, no se de donde sacaste esa absurda idea. Yo siempre seré así, desde un principio elegí mi camino como tú lo hiciste; y quiero que me expliques que es eso de hacerme la tonta. Por que te juro ahora mismo que no comprendo nada.

Cada palabra la dijo despacio sin subir el tono, algo le decía que si se alteraba e iniciaba una discusión con Miguel. Seria un grave problema.

El ángel desde su lugar soltó una carcajada.

-Era lo mínimo que me esperaba, pero al menos quería tratar de lograr que fuera diferente, pero me equivoque- se notaba decepcionado.

-¿Lograr que?- Preguntó nuevamente, lo único que estaba haciendo era confundirla todavía mas. 

-No es nada, vuelve con tus amiguitos y dejame solo- aparto su mirada de ella y la llevo a otro punto de la tienda.

Listo esas fueron las palabras para aplacar la paciencia de Samanta.

-¿Dejarte solo? Siendo que tú fuiste a interrumpir mi plática con aquellos chicos diciendo de que debíamos hablar un tema importante. Ya estoy aquí y quiero escuchar lo que quieres decirme.

Lo único que lograba Miguel es joder su paciencia, como también a su vez en otras ocasiones la hacia sentirse protegida, y tranquila. Pero ahora en este momento se mostraba distante, esto la hacia preguntarse si sufre problemas de personalidad.

La Reina Del Infierno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora