Capitulo 12

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< No puedes explorar la oscuridad inundándola de luz>>
                     -Edward Abbey

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El hielo subía muy lentamente quemándola por dentro.

Samanta con sus brazos se abrazaba así misma para darse calor. No entendía como podía sentirse tan indefensa, pareciera como si su naturaleza hubiera desaparecido.
Levantó la mirada y se vio a si misma en un cuarto de baile, más bien en un estudio de ballet.
Un inmenso espejo se extendía frente de ella, reflejando su rostro, Samanta se horrorizó al ver su aspecto, su piel estaba morada y fría. Bajo sus ojos color verde unas notorias ojeras los acompañaban, parecía muerta en vida. El cuarto cada vez se iba apagando, los focos que alumbraban se iban quemando y así oscureciendo el lugar.
El corazón de Samanta palpitaba fuertemente como si algo le dijera de que si la luz llegaba a desaparecer, ella también lo haría.

-Ayuda..- murmuro. Quería gritar y pedir auxilio a Michael o a cualquiera que estuviera, pero su garganta seca no se lo permitía.

Samanta hizo un intento por levantarse pero fallo, su cuerpo parecía de cristal. No podía articular ningún músculos por el miedo a romperse, hasta para pestañear le costaba.

¿Pero que es lo que ocurre?
¿Donde estoy? ¿Estoy muerta?

Se preguntaba mentalmente Samanta. No podía recordar absolutamente nada, ni como hizo para llegar hasta ese lugar.

-Veo que por fin depertaste- dijo una voz desde un rincón, la oscuridad impedía que Samanta lo reconociera. La luz del único foco del cuarto que se mantenía prendido, solo la alumbraba a ella, dejando el resto a la intemperie de las sombras- no puedo creer lo que has hecho niña....

La voz se interrumpió, al momento que un ruido de pezuñas caminando por el suelo se escuchó.

-Al fin y al cabo no hiciste caso a las ordenes- hablo nuevamente, su voz, era ronca y gruesa- no sé que fue lo que más afectó si tu traición o lo que está por venir.

-¿Ve..nir?- tartamudeo Samanta en un susurro, no podía hablar fuerte.

-Si, Melcor te ha herido gravemente, tú corazón en poco tiempo dejara de latir- la voz se hacia cada vez más  presente. Cada paso que daba, mas cerca se escuchaba, cuando por fin pareció llegar la silueta se quedo parada frente a ella.

Samanta ya no podía ver su reflejo en el espejo, la oscuridad la rodeaba por completo.

-¿Quieres saber por qué estas aquí?- la silueta hablo con voz tan seductora, a comparación de hace rato, que parecía que con cada palabra robaba el aliento de Samanta.

Ella solo asintió en respuesta, debía tratar de buscar alguna explicación a lo que sucedía, lo único que sabía es que se iba a morir siendo que hace poco había estado en compañía de Michael o eso cree..

-La biblia dice que cuando uno muere, su alma es sometida a un juicio y ahí se ve si cuando estuvo vivo fue bueno o malo. La biblia también dice que si estando con vida hizo maldades, pasaría al infierno directamente donde sufriría por la eternidad, pero si por el contrario obró bien el reino de los cielos abriría sus puertas acogiéndolo en su seno- la sombra se quedo en silencio unos segundos- pero eso es una gran mentira, en la biblia nada es concreto. Alma que cometió injurias, después de la muerte llega a un solo lugar que es el que tuvo presente en su corazón cuando estaba vivo. En este caso el tuyo fue un cuarto de baile, lo que me parece extraño- la sombra río tan suavemente, que si Samanta no estuviera congelada, ya su piel se habría erizado por las sensaciones que provocaba en ella.

-No compren..do

-Oh muñeca pensé que eras mas inteligente- bufo la voz con diversión- si estas aquí es porque se te ha permitido que pienses en tus errores, y cuando estés consiente de ellos recién iras al infierno....

-¿Y que suce..de con aquellas almas que asesinaron solo para defender a un ser amado de un abusador o el peligro?...¿Ellos también son condenados?¿No tienen perdón?- Samanta se le oprimió el corazón, que tal si un humano habría asesinado solo por defensa propia o si a un pequeño niño se le fue arrebatada su vida brutalmente por mano de su padre o un demente sin un propósito, por el solo hecho de que su muerte llego antes de tiempo sería condenado para toda la eternidad. Era injusto. Las almas necesitaban tener un juicio propio.

-¿Quien hubiera pensado que tú corazón se conmovería por alguien?- el ruido de pezuñas se empezó a escuchar por toda la habitación- y a tu pregunta Samanta, un ángel mandado por D-I-O (Dios) se encarga de eso, yo solo juzgo a las almas que llegan aquí...

Samanta se quedo en silencio, un malestar comenzaba a sentir en el pecho.

-Sera mejor que nos apresuremos- dijo la voz dando un paso hacia adelante, la poca luz de la habitación lo alumbró dejando a la vista una bestia con tan enorme cuernos, que si Samanta se pudiera mover ya hubiese salido huyendo, pero pese a su aspecto, su color de piel y sus alas la atraían terriblemente, su rostro no era horripilante en mas si no fuera por sus cuernos y sus patas de carnero seria alguien atractivo. Una gran capa de color gris le caía por las espaldas-¿Por que crees que estas aquí Samanta?- pregunto.

-Si...no me equivocó cre..o que por ser..un ..demonio y por desobedecer a Lucifer- entre tartamudeos respondió Samanta, ya le dificultaba demasiado hablar.

-Gran parte es por eso, pero todavía hay mas- sonrió la bestia- jamas llego un demonio aquí, por que cuando uno muere no necesita juicio ni nada. Solamente desaparece y listo.

-Pero....

-¿Por qué estoy aquí?- término la bestia las palabras- es porque tú  naturaleza te esta abandonando-
Samanta abrió los ojos de golpe..

-No pue..de ser..- se rehusaba a aceptarlo.

-Es así, todavía te queda mucho por descubrir- la bestia la miro con cierta pena- no te imaginas el lío en que estas metida- negó con su cabeza.

-!!AH!!- Samanta grito de dolor, su corazón era estrujado sin piedad.

La bestia se agacho y tomo su cabeza haciendo que Samanta lo mirara a sus ojos de color dorado.

-No ha llegado tu hora todavía, resiste un poco mas- le rogó sin soltar su rostro.

-¿Cual es.. tu nomb..re?- preguntó entre quejidos, la bestia solo sonrió, no podía creer que en medio de tanto sufrimiento Samanta preguntara su nombre.

-Bill- respondió.

-Gracias- agradeció, después de todo él no había sido malo con ella. Bill sonrió mostrando sus perfectos dientes blancos. 

Samanta en el momento sintió que la tomaban de los pies y la arrastraban fuera de ese lugar tornado por la oscuridad, alejándola del lado de Bill.
Él la observaba desde su lugar como ella iba desapareciendo.

-Oh, Samanta- susurro Bill antes de dar media vuelta para volver a internarse en la oscuridad a la espera de la siguiente alma que lo visitaría.

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La imagen de la bestia llamada Bill en multimedia.

La Reina Del Infierno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora