Capítulo 24

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Pov. Christian.

Estamos en el avión hablando con Stephan del plan de vuelo y nos preparamos para despegar. Me acerco a Anastasia y esta leyendo un libro muy concentrada y eso me da la oportunidad para verla un momento.

¿Que ha hecho esta mujer con el Christian Grey que había en ti?

Decido no interrumpirla y me siento en mi lugar. Durante el vuelo la veo dormir. Aterrizamos en el Sea Tac. En todo el camino al Escala no hablamos y solo nos acompañaban las melodías de Puccini y no es un silencio incomodo.

Llegamos al Escala y puedo ver que esta impresionada por los cuadro y todo lo que ve a su alrededor.

-¿Te gusta? Pregunto

-Es un lugar hermoso e inmenso, señor. Dice

-Me gusta vivir bien y sentirme cómodo. Me encojo de hombros. Tuteame, por favor. Digo.

-No creo que sea buena idea.

-Me puedes decir Christian.

-De eso me doy cuenta. Ese mundo es deslumbrante y siento que no encajo en él. Dice.

-¿Seguimos? Pregunto.

Camina por el salón observando todo a su paso. Parece una niña que ha entrado en un castillo o un lugar que nunca había imaginado ver. Se detiene en el piano de cola y acaricia las teclas y luego la tapa y me mira.

-¿Sabes tocar? Pregunta.

-Si. Respondo.

-Obvio. ¿Que no sabrás hacer? Dice

Levanto las cejas y le sonrio y de inmediato puedo ver que sus mejillas toman un escandaloso rojo escarlata y evita mi mirada.

-Cocinar. Digo

-Tienes una cocina muy hermosa y no la sabes usar. Dice.

-Así parece. Me encojo de hombros.

-¿Quien vive contigo?

Saco una botella de vino y dos copas. -Vivo solo técnicamente. Taylor y la señora Jonas tienen su espacio aquí en la planta alta. Desde que deje la casa de mis padres he vivido solo. Me gusta mucho mi privacidad. Ahora cuentame de ti.

-Soy hija única, mis padres se separaron cuando tenía 6 años y viví con mi padre, pero era muy controlador. Me gusta mucho leer y me apasiono cuando leo me transporto a aquellos lugares. Pague mis estudios y viaje a Nueva York para seguir mi sueño y lo conseguí, pero el destino quiso que cambiara de rumbo y me fui a Dallas.

-Bendito destino. Digo. Alzando mí copa hacia ella. Sonríe. -Vamos a mostrarte la que será tu habitación. Digo y entiendo mi mano y la tomo y aprovecho para traerla mas a mi, acaricio su rostro y beso su frente.

Me separo de ella porque se que si llego a besarla no me detendría y la llevaría a mi habitación y le haría el amor y no quiero que se asuste y se vaya. Respiro profundo y camino hacia las escaleras y nos paramos en la que será su habitación. Abro la puerta y la dejo pasar. Camina con elegancia por toda la habitación y me deja embelesado y solo quiero perderme en ella, pero prefiero dejarla descansar.

-Te dejo para que te instale y te refresques. Digo. Estaré abajo. Nos vemos en un rato.

-Gracias. Nos miramos por un momento y salgo de la habitación.

Voy a mi habitación y entro al cuarto de baño para calmar esta necesitad que tengo por tenerla, me desvisto y abro el grifo y dejo que el agua caliente recorra todo mi cuerpo y mis manos siguen ese recorrido y sin darme cuenta me estoy tocando y deseando que sea Anastasia quien lo haga. Dejo de tocarme porque no quiero que sea así, salgo y me visto con un pantalón jeans negro, camisa blanca de lino y descalzo y salgo al salón. Me sirvo una copa de vino para esperarla pero no baja y decido subir a buscarla.

Rumbo a las escaleras me imagino todo lo que podemos hacer en este apartamento y tocó y quedo impactado por lo que ven mis ojos. Esta vestida con hermoso vestido azul corto que hace ver sus deliciosas piernas y descalza. Estoy tan embelesado que no me he dado cuenta que me ha dicho algo.

-Disculpa, ¿Que decías? Pregunto.

-Si te sientes cómodo caminar descalzo por la casa. Dice

-Siempre que estoy en casa lo paso así. ¿Te gusto la habitación?

-Es grandísima y sobretodo hermosa. Dice.

-Espero que se sienta cómoda en mi hogar, preferí que te quedaras aquí porque no quiero tenerte lejos de mi. Digo

-No se que decir. Me mira con deseo.

Se acerca y no resisto la tentación y la tomo por la cintura una atraigo a mi cuerpo y sin pedir permiso la beso. Sus manos van a mi cabello de la nuca y me pega mas a ella. Parecemos dos hambrientos que desean saciar el hambre que sienten el uno por el otro.

-Quiero sentirte, dejame amarte, por favor. Digo.

-No quiero salir de esta habitación y no volver a sentir lo que siento cuanto estoy contigo. Amame, Christian, por favor. Susurra.

-Estamos para complacer, nena. Digo.

La tomo en mis brazos y la llevo a la cama, la coloco despacio sin despegar mis labios de los suyos. Nuestros cuerpos arden por la pasión que sentimos el uno por el otro.


Una sombra llega a mi vida.  (1 T) (Sin Editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora