Empleado Del Cielo

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Cuentos del Pastor
EMPLEADO DEL CIELO

Sentado en las primeras bancas de mi iglesia local, escuchaba atentamente la prédica del conferencista principal; el reconocido tele evangelista de los Hermanos Libres: Osvaldo Otero.
Eran las conferencias especiales de Semana Santa del año 1983, en la Ciudad de la Rioja, Argentina.

Mientras trataba de capturar cada palabra de su mensaje; una fuerte inquietud sacudió mis pensamientos: ¿Sería posible que ese maravilloso don, me sea dado? ¿Tendría alguna oportunidad de lograr, un ministerio tan bendecido como el del querido hermano?

Con mis 17 años, estas preguntas combatieron dentro de mí, abriéndose paso entre el deseo ambicioso, el hambriento protagonismo, y el derecho legítimo del servicio al Dios que le debía tanto.
Finalmente convencido, y con un débil y nervioso temblequeo en mis piernas, me acerqué al final del mensaje, para pedirle que orara por mí.

– Bueno jovencito, ¿por qué quieres que oremos? –dijo con su voz pausada y serena.

Y con un timbre entrecortado dije:
- Bueno, en realidad sentado allí me preguntaba… si pudiera orar para que yo predicara en televisión como usted… -
Mi volumen se fue apagando, sin poder asegurar que el hermano me haya escuchado todo el mensaje.

Me miró de abajo arriba, y dijo:
- Bien, oramos, pero recuerda que Él es quién elije. –

Intuí en mi espíritu, lo que detrás de este mensaje decía en realidad:
- ¡No creo que estés hecho para este trabajo! -

Y en cierta manera tenía razón; su aspecto físico era atractivo, su elocuencia era admirable, y su posición social envidiable. ¡Cómo podría ser posible que Dios eligiera menos que eso! Yo, en cambio, no era atractivo, ni elocuente, ni mucho menos rico.

Como quiera que fuere: sincero o no, con fe o con fingida piedad, terminó orando por mí y por una oportunidad; y todo terminó allí sin pena ni gloria.

Paso menos de un año, cuando el hermano dejó de salir en las noches por el canal de la ciudad; él tenía a cargo el cierre de la programación.
Cuando me acerqué a preguntar, me dijeron que su material no estaba llegando.

Pedí hablar con el director, y casi escondido detrás de su escritorio, solicité ocupar ese lugar en la programación. El director fue muy amable, pero dejó caer sus condiciones; y estás, eran algo imposible de cumplir: tenía dos días para conseguir un potencial anunciante, armar la escenografía, y preparar veinticinco programas de tres minutos de duración cada uno. En una palabra: ¡Imposible!
Pero Dios estaba en control, y al tiempo acordado, grabé milagrosamente cada uno de los cierres completando la demanda.

La vacante celestial había aparecido en mi mente meses atrás, como una entusiasta oferta; y mi decisión a creer en esa pequeña posibilidad, me concedió ser el “nuevo empleado del cielo”.

Reflexión:

He pensado muchas veces en este evento; y el mismo, me ha inspirado a aceptar desafíos cada vez más grandes.

Dios tenía planes especiales, maravillosos, y con cumplimiento fuera de todo pronóstico; y se fue abriendo paso para cumplirlos. Lo único que necesitó de mí, fue una insipiente, arriesgada y pequeña actitud de fe.

- Y andando junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, echando una red al mar, porque eran pescadores.  Y les dijo: Seguidme, y yo os haré pescadores de hombres.… (Mateo 4.18,19 – RVR 1960)

Dos simples pescadores que sólo servían para tirar la red, tomaron el nuevo empleo: “pescar hombres”.
Resultado: Pedro lanza la red en Pentecostés y pesca tres mil, y luego cuatro mil nuevos creyentes.
¿Qué vio el Señor en ellos? ¿Era posible sacar tremendos oradores de estos hombres sin letras y del vulgo? ¡Si! Y se transformaron en trabajadores del cielo; instrumentos poderosos de milagros y de salvación.

- “Agradó la propuesta a toda la multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo” (Hechos 6:5 – RVR 1960)
- “Y Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo.” (Hechos 6:8 – RVR 1960)

Esteban, sólo un muchachito, se mueve abriéndose paso y sirviendo las mesas de problemáticas ancianas en la gran congregación; para lo único que fue humanamente calificado. Sin embargo, Dios vio en él una gran fe, y lo llenó de su Espíritu Santo.
Resultado: De un simple mesero, se transformó en un hombre de grandes prodigios y milagros en todo el pueblo.

-  "Entonces FELIPE, DESCENDIENDO A LA CIUDAD DE SAMARIA, LES PREDICABA A CRISTO." (Hechos 8:5 – RVR 1960)
- UN ÁNGEL DEL SEÑOR HABLÓ A FELIPE, DICIENDO: LEVÁNTATE Y VE HACIA EL SUR, POR EL CAMINO QUE DESCIENDE DE JERUSALÉN A GAZA, EL CUAL ES DESIERTO. ENTONCES ÉL SE LEVANTÓ Y FUE. Y sucedió que un etíope, eunuco, funcionario de Candace reina de los etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar, volvía sentado en su carro, y leyendo al profeta Isaías.
Y EL ESPÍRITU DIJO A FELIPE: ACÉRCATE Y JÚNTATE A ESE CARRO. Respondiendo el eunuco, dijo a Felipe: Te ruego que me digas: ¿de quién dice el profeta esto; de sí mismo, o de algún otro?
ENTONCES FELIPE, ABRIENDO SU BOCA, Y COMENZANDO DESDE ESTA ESCRITURA, LE ANUNCIÓ EL EVANGELIO DE JESÚS.
Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios.
Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó. Cuando subieron del agua, EL ESPÍRITU DEL SEÑOR ARREBATÓ A FELIPE; y el eunuco no le vio más, y siguió gozoso su camino. (Hechos 8.26-29, 34-39 – RVR 1960)

Felipe, un diácono con mucho deseo de predicar, se dirige a Samaria.
Esta disposición y obediencia, es captada por el Espíritu Santo, quien lo direcciona a un trabajo estratégico y efectivo.
Felipe comenzará la obra a paso de hombre; pero su presencia es tan requerida, que el cielo le proporcionará un transporte celestial.

Cosas grandiosas y sobrenaturales, suceden a simples personas, que en fe, deciden entrar en la Empresa celestial.

Tal vez pareció un suave susurro, o tal vez se escuchó como voz de trompeta; tal vez fue un llamado personal, o sólo fue una invitación general dirigida a todos los hijos; pero si ha sido real a tu vida, muévete en obediencia y fe.

Hay vacantes disponibles… ¡Tú puedes ser el nuevo empleado del cielo!

Pastor Rubén Herrera

Mensajes Directo Al Corazon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora