Bambú

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Cuentos del Pastor
EL BAMBÚ

Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés,y que lo transforma en no apto para impacientes.

Siembras la semilla,la abonas, y te ocupas de regarla constantemente.

Durante los primeros meses no sucede nada apreciable.En realidad,no pasa nada con la semilla durante los primeros ¡siete años!,a tal punto que, un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles.

Sin embargo,durante el séptimo año,en un período de sólo seis semanas la planta de bambú crece ¡más de 30 metros!

¿Tardó sólo seis semanas en  crecer? ¡No!,la verdad es que se tomó siete años y seis semanas en desarrollarse.

Durante los primeros siete años de aparente inactividad, éste bambú estaba generando un complejo sistema de raíces, que le permitirían sostener el crecimiento, que iba a tener después de siete años.Dios, en su infinita sabiduría preparó la planta de bambú primeramente desde su cimiento.

Reflexión

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Reflexión

Vivimos en una época donde todo debe salir a pedir de boca en 1,2 X 3;al tiempo que queremos.Y si esto no ocurre, nos alteramos con facilidad, desesperamos,él tiempo parece no avanzar y ser mas lento, queremos todo a lo de ya; y los cristianos no somos la excepción.

Queremos encontrar soluciones rápidas y triunfos apresurados,queremos un milagro,una sanidad,una petición contestada a la de ya,queremos evitarnos todo lo que éste proceso conlleva,    sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno del carácter.

El proceso que provoca en nosotros el tener que aguardar a la voluntad de Dios,a ser pacientes,a tener fe,a crecer espiritualmente,a depender de Dios,da como resultado una base bien cimentada que  requiere tiempo.

Perseguimos un sueño,nos trazamos planes y metas en tiempos fijos,pero desfallecemos sin ver nada de lo que deseamos;y,¿por qué ocurre esto? Quizás, debamos revisar conscientemente lo que estamos esperando,y cómo lo estamos esperando.

Debemos distinguir si nuestro proyecto es de Dios,o es humano,es decir,nuestro.

Esto es relativamente fácil.

Debemos recordar que lo de Dios funciona y nos dará una satisfacción eterna,lo de Dios siempre lleva promesas, cumplimientos y recompensas, lo de Dios siempre tiene una vista mas allá de lo terrenal, siempre apunta a lo espiritual,a lo eterno;y que lo nuestro cuándo no va de la mano de Dios y mucho más cuándo sólo es un mero capricho nuestro, cuándo persistimos en hacer nuestra voluntad y no la de Dios  tiene muy pocas posibilidades de éxito, y traerá muchos sinsabores.

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