Capítulo 23: Maximoff

1.3K 123 7
                                    

Maratón 2/5

/Alex/

¿Como se atrevía a hablarme así?
Nadie se arrepiente de estar conmigo, ¿por qué ella si lo hacía?
No importa, de cualquier manera puedo tener a la chica que quiera.
Y lo voy a probar.

Pasé horas caminando por la Mansión buscando alguna chica linda.
Habían varias pero la mayoría parecía que estaban locas.
Ninguna como Sophie........... digo, claro que eso es mejor para mi, nada que tenga que ver con ella o se parezca.
A lo lejos vi una rubia, me acerqué y comencé a analizarla.
Ella estaría bien.
Empecé a hablarle y con el tiempo a coquetearle.
Espero que esto sea suficiente para ponerla celosa y demostrarle de lo que se pierde.
Estuve un rato con ella cerca de la entrada.
En la tarde la vi que iba con Peter, ella lo agarraba del brazo y reía.
Ambos salieron de la Mansión.
¿A dónde irían?

/Sophie/

Pasé un buen rato charlando con Maximoff, era un buen chico y muy divertido por cierto.
Él estaba sentado en mi cama, yo me había acostado en sus piernas. Acariciaba mi cabello tranquilamente.
Para hacer que mi buen humor regresara empezó a contarme historias de como entraba a robar algunas cosas sin que nadie lo notara y las locuras que alguna vez había hecho.
Yo reía sin parar.
-¿Qué fue lo último que robaste?- pregunté curiosa.
Él lo pensó por unos segundos.
-La cartera de Charles, de hecho fue sólo su tarjeta de crédito, con eso pague todo lo que gastamos hace dos días en el viaje- sonreía orgulloso.
-¿Enserio pagaste con eso?.
Bueno, eso explicaba porqué era el único con dinero.
-Si, aún la tengo. ¿Quieres ir a comprar un helado o algo?- tenía su característica mirada de psicópata.
-¡Vamos!- me arriesgué aunque ya no tenía mucho que perder.
Nos levantamos y salimos.
Bajamos por las escaleras pero antes de cruzar la puerta vi a Alex con una chica, ambos platicaban muy de cerca.
-Crees que el calvo se de cuenta?- preguntó Pete.
Yo reí por cómo había llamado a Charles y lo tomé del brazo para finalmente salir de la Mansión.

Gracias a su rapidez no tardamos mucho en llegar a una buena heladería.
Ambos pedimos los helados más grandes y exóticos que habían, igual no era nuestro dinero y nada importaba.
Nos habíamos retado y se supone que perdería quien tuviera el cerebro congelado primero.
Comí rápido y con cuidado pero inevitablemente el dolor de cabeza apareció.
Él alardeó por cinco minutos que había ganado y reclamaba su premio.
-Vale, ¿Qué quieres que te de como premio?- pregunté con una sonrisa.
-Quiero....... un beso- su cara a puso seria.
-¿Enserio?
Asintió.
De acuerdo.
Comencé a acercarme a él.
Su cara era graciosa.
Podía sentir su respiración y él hizo que nuestros labios finalmente se tocaran.
Duró poco pero no estuvo tan mal.
Cuando nos separamos tenía una mueca en su rostro.
-Ahora me siento mal por Alex, le gustas- hubo un silencio. -No importa, igualmente no iba quedarme con las ganas- hizo una graciosa pose.
Me limité a reír.

Una Última Misión {Alex Summers}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora