Una Última Misión {Alex Summers}

Capítulo 8: Diversión

/Alex/

La chica se había vuelto loca, ahora manejaba y yo no tenía ni la menor idea de a donde íbamos.
Le pregunté un par de veces pero me ignoró.
-¿Vas a secuestrarme?- rompí el silencio.
Me miro por unos segundos.
-¡No!, ¿Para que te querría?
-¿Para violarme?, yo que sé.
-Si eso hubiera querido ya lo hubiera hecho- dijo sin importancia.
¿A qué se refería con eso?
Me tenía intrigado pero a la vez era divertido.

Pasaron almenos veinticinco minutos antes de que llegáramos.
-Wow, no sabía que había una feria por aquí
-No sabes mucho de por aquí. Tu sólo te la pasas en misiones- dijo y tenía razón.
Yo casi no salía.
Ambos bajamos y ella me llevo hasta la entrada.
Se veía emocionada.
Nos acercamos a la taquilla y pedimos dos boletos.
-Yo pago- le dije sorprendiéndola.
Ella aceptó.

Cuando entramos ella tomó mi mano y me arrastró hasta el primer juego.
Yo la veía encantado. Era como una niña pequeña.
-Esto te va a gustar- dijo mientras subíamos.
De inmediato comenzó el juego y con ello la diversión.

El primero no estuvo tan mal.
En menos tres horas ya habíamos recorrido casi todo el parque de diversiones.
Ambos ya teníamos hambre.
Nos sentamos en una mesa en la pequeña cafetería y yo fui a comprar algo.
En diez minutos volví con un par de hamburguesas y dos cervezas.
-¿Vas a embriagarme?- preguntó divertida.
-Si es necesario
Mostró un poco de sorpresa por mi respuesta.
La charla fue tranquila mientras tomábamos otro par de cervezas.
Cuando terminamos decidimos volver a la diversión pero está vez esperaríamos un poco para volver a las atracciones.

Pasamos cerca de los puestos de juegos, vi como ella miraba los grandes peluches así que decidí ganar uno para ella.
Se que suena muy típico pero esto no lo es si tienes poderes por usar y más si el juego se trataba de incendiar un par de aros.
El hombre no lograba entender como es que lo había logrado una y otra vez.
Sophie estaba divertida por la escena.
Jugamos por un lago raro hasta que yo gané un gran peluche, el más grande que había.
-Es para ti- dije rascando mi nuca un poco avergonzado.
-Gracias- lo tomó y besó mi mejilla.

Comenzaba a oscurecer y algunos juegos dejaron de funcionar por ello.
Mire uno a lo lejos.
-¡Vamos a ese!- me miró no muy convencida pero aún así me siguió.
Cuando entramos nos sentamos en una especie de lancha que iba por un río. Sólo que se movía lentamente.
Al principio el viaje era algo incómodo ya que sólo íbamos nosotros dos.
Intenté observarla por un rato sin que se diera cuenta pero eso no funcionó.
-¿Que pasa?- pregunto con una gran sonrisa.
-Nada sólo...
Me miro esperando una respuesta aún.
-Ehh... si eres divertida- solté un poco nervioso.
-Te lo dije- habló con un tono de superioridad haciendo que soltara una carcajada.
-¡Oye tranquila!- pase mi brazo por detrás.
Vi que se puso demasiado nerviosa ante mi movimiento.
Hubo un largo silencio.
Nuestras miradas se conectaron.
Comencé a acercarme lentamente a sus labios.
Creí que me golpearla o algo pero en vez de eso sólo nos besamos.