Instinto

Memoria...

Hola a todos! Aquí os traigo esta nueva historia. Aún está en proceso, pero tranquilos, ya casi acabada jj. Como la estoy subiendo también en otras plataformas, pondré todo lo publicado hasta ahora y a partir de ahí la actualización será semanal.

Espero que os guste tanto leerla como a mi me está gustando escribirla. 😉

Solo agradecer a @NicBarret   por su maravillosa portada. No tengo palabras. 

Capítulo 1

Jared luchaba contra el impulso de abrir los ojos. Como todas las mañanas, sus primeros sentimientos fueron de rabia y angustia. ¿Por qué sus pulmones se empeñaban en respirar? ¿Por qué su corazón seguía latiendo? ¿Por qué? Si lo único que él deseaba era estar muerto.

Otro día más, uno más que sumar a los... ¿cuántos eran ya? ¿dos años? Había perdido la cuenta. Dos años de torturas y vejaciones, dos años en los que había dejado de ser una persona para pasar a ser visto y tratado simplemente como un animal, uno con el que se puede hacer todo lo que se te antoje.

Lo más lamentable para Jared, era que su propia naturaleza conspiraba en su contra, permitiendo y aceptando en su interior esa situación, esa naturaleza que le decía que así eran las cosas, a pesar que su mente racional sabía que todo aquello no era más que un error, que lo que le pasaba, lo que le estaban haciendo, lo que estaba sufriendo, todo. Todo eso era horrible e injusto.

Pero Jared ya hacía mucho tiempo que no se permitía a si mismo pensar, había aprendido que era mejor así, dolía menos. Tampoco pensaba ya en quitarse la vida, aunque lo deseara, una vez lo intentó. Diez meses después de llegar aquí, cuando comprendió que esta iba a ser su vida para siempre y que de ninguna forma conseguiría cambiarla, reunió el valor suficiente para hacerlo. Todo acabaría y el por fin sería libre de nuevo, como cuando era pequeño, cuando todavía no sabía que su naturaleza confabularía en su contra arruinando sus esperanzas. No salió bien... El castigo que vino después le quitó las ganas de volver a intentarlo. Solo le quedaba esperar que un día su cuerpo no lo resistiera más y le concediera al fin su deseo.

Finalmente abrió los ojos, de nuevo se encontró con las desoladas paredes de su cuarto, desprovistas de todo, vacías y grises como el propio Jared. Del techo pendía una desnuda bombilla que apenas alcanzaba para iluminar tétricamente el pequeño espacio. Tenía que agradecer que, aunque pequeña, contaba con una ventana, aún era muy temprano y el cielo solo clareaba, pero a veces, cuando estaba solo, le gustaba sentarse bajo ella y recibir el calor de los rayos del sol. No tenía rejas, tampoco es que pudiera ir a ninguna parte.

Todo el mobiliario de la habitación estaba compuesto por el estrecho catre donde dormía, una pequeña mesa con una silla y un armario que albergaba sus muy escasas pertenencias, lo poco que había podido coger tras la muerte de sus padres, algo de ropa que ya solo usaba cuando algún día tenía que salir de la casa, y algunas fotos escondidas bajo el fondo de un cajón. Hacía mucho que no las miraba, dolían demasiado, pero temía perderlas, seguro que a Mark le parecería muy divertido privarle de ellas como castigo, por eso las escondía.

Se sentó al borde del catre frotándose la cara con las manos, alejando las ganas de llorar, pensar en sus padres siempre le entristecía. Si no hubiera sido por aquel maldito accidente... Si al menos él no se hubiera salvado, ¿por qué tuvo que salvarse?, ¿por qué no pudo morir en ese momento con ellos?, ¿por qué luchó todos esos meses en coma? Ya estaba muerto, mejor haberse quedado así y no volver para esto.

Enredó los dedos en su cabello tirando de él hasta hacerse daño. —¡Deja de pensar Jared! ¡Deja de pensar! —se dijo a sí mismo. Se levantó para dirigirse al baño, al ponerse de pie todo su cuerpo se resintió, aunque ya estaba acostumbrado. Frente al espejo que había sobre el lavabo, palpó con cuidado las recientes marcas moradas sobre su pecho y en las costillas, siseo entre dientes con una especialmente grande en su dorsal.