Cabos sueltos

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Capítulo 25

Regresaron de madrugada, con la silenciosa casa como única testigo de las manos entrelazadas hasta llegar al punto de inflexión que eran los apenas dos metros que separaban las puertas de sus alcobas. Jensen noto la tensión del castaño a través de la palma de su mano y suspiró resignado. Habían dado un paso, pero para nada el camino estaba acabado. Sin soltar su mano, giró para enfrentar a su pareja. Sus ojos grises brillaban en una muda súplica, Jensen podía ver la indecisión en ellos, atrapado entre el anhelo y a la vez temor a dar el nuevo paso y la vergüenza por pedirle un poco de tiempo más. Las comisuras de su boca ligeramente elevadas en una crispada sonrisa que apretaba, sus ya de por si, finos labios.

Jensen hizo lo único que podía hacer. Tomando de nuevo las riendas de la situación, veló por la tranquilidad de su Omega. Con una sonrisa sincera, acarició el rostro del castaño con una ternura infinita.

—Gracias Jay... —dijo. Los grises ojos le miraron curiosos. —Gracias por haber estado para mí, por rescatarme de mi mismo... —. El rostro del castaño ahora solo refleja asombro y tartamudea un poco antes de empezar a protestar.

—No..., no Jensen, yo... —. Pero los labios de rubio lo callan, silenciándolo con un tierno beso.

—Hasta mañana... —. Jensen le suelta y entra en su habitación cerrando la puerta tras él.

Como cada noche, Jensen siente la falta de Jared en su cama, pero esta noche esa falta es solo un poco más llevadera, una carga un poco menos pesada ahora que sabe lo que Jared siente. Aunque no se lo haya dicho con palabras, lo ha gritado en todos y cada uno de los minutos que habían pasado juntos aquella noche. Lo gritaba la piel erizada bajo sus caricias, lo gritaban sus manos cuando se aferraban a él con una posesividad que a él como Alpha le sorprendía, y lo gritaban sus labios, urgentes y demandantes, entregados y exigentes. Jensen sabe que solo es cuestión de tiempo, Jared tiene que ganar esa confianza, romper con ese círculo vicioso de auto odio e inseguridad en el que está inmerso, romper esa cadena será lo que les dejará finalmente estar plenamente juntos. Y él va a ayudar a que lo haga.

Los días pasan, hojas de candelario que caen marchitas a ritmo lento y aparentemente en calma. Jared trabaja y estudia, alumno aplicado, se empapa de cada libro y cada artículo que Tom deja caer en sus manos. Jensen también trabaja, pero su atención se diversifica, sigue de cerca la investigación sobre la desaparición de Mark y sus hombres, finalmente los han encontrado, los restos calcinados de la furgoneta estrellada al fondo de aquel barranco al fin han sido identificados a pesar de que la combustión de los productos químicos de su interior ha dejado poco con lo que trabajar. Jensen ya casi siente que puede respirar tranquilo por eso, aunque nada le podrá librar de su propio castigo interior. Indiferente y colaborador, esa ha sido su imagen cuando los detectives solicitaron una reunión para aclarar su relación con el ranchero, no le habían vuelto a llamar, no debió hacerlo tan mal.

Matt le envió un mensaje, al parecer la enfermedad de su abuela iba para largo y de momento no iba a volver, con lo cual debía buscar un nuevo domador, Steve no tenía tiempo para ocuparse de todo y eso se estaba convirtiendo en un problema bastante grave. Y luego estaba Jared..., suspiró recostándose sobre el respaldo del sillón de su oficina. Definitivamente, las cosas entre ellos estaban mejor, aunque aún dormían en habitaciones separadas. El Alpha continuaba con su labor de conquista y no podía negar que disfrutaba de cada aspecto de la misma, aunque esta se le estuviera haciendo eterna. Jared podía ser realmente tozudo a veces y el rubio tenía que contenerse en más de una ocasión. Salían a menudo, la falta de vergüenza del Alpha dejándose ver en cualquier lugar en compañía de ese Omega tan inusual, era motivo de comentarios y críticas en toda la sociedad tejana.

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