Todo es efímero

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Capítulo 20

—¡Venga! Ya solo nos quedan estos dos... —confirmó con voz entrecortada Misha mientras se agachaba a coger las esquinas del saco a sus pies. —¿Lo tienes? —preguntó.

—Si —jadeó Jared.

—A la de tres. Una, dos, ¡aarribaa! —gruñó el Beta mientras levantaban el saco hasta la caja de la camioneta, repitieron la acción con el que les quedaba y se sentaron en el borde de la misma para recuperar el aliento. —¡Dios! Maldita sea, ¿no podía habérsele estropeado el camión al transportista cuando tenemos reservas de sobra en el almacén? —se quejó cansado el moreno. Jared rio con la pregunta, demasiado cansado para contestar.

—Vaya, me alegro de que estés de tan buen humor —dijo burlón. —Aunque ahora que pienso... —dijo el moreno llevándose la mano a la barbilla y fingiendo concentración —no se te ha caído la sonrisa de la cara desde hace algo así como... ¿dos semanas? —preguntó ahora clavando sus ojos azules en el rostro del castaño. Jared agachó la cabeza avergonzado, sentía el rubor subiendo por sus mejillas y se sentía incapaz de contestar. El beta rio mientras empujaba su hombro contra el del castaño. —Tranquilo –—dijo con tono divertido —no tienes que decir nada.

El omega giró la cabeza mirando a su amigo, la tímida sonrisa de sus labios no conseguía opacar el intenso brillo de los ojos del castaño. Misha sonrió complacido.

—Así que, ¿has decidido darle una oportunidad a Jensen? —preguntó en un tono apacible. Jared asintió con la cabeza repetidamente, con la vista fija en el suelo bajo sus pies. La sonrisa del moreno se ensanchó. —Bueno, tampoco hacía falta que lo dijeras —contestó divertido— no sois para nada discretos —continuó burlón.

—Oh, joder, ¡cállate! —protestó avergonzado Jared a la vez que se levantaba de la caja de la camioneta. Misha no pudo evitar las carcajadas por la actitud del omega, éste le dio un puntapié que casi le hace perder el equilibrio con el que estaba apoyado y se rio también. Sus cambiantes iris brillando con intensidad y una sonrisa que le hacía marcar unos hoyuelos adorables.

—Me alegro... —dijo el Misha después de un rato, en un tono más serio; sus ojos azules confirmando la sinceridad de aquellas palabras. Jared apretó la mandíbula, sintiendo como de nuevo se ruborizaba.

—Gracias —dijo con la misma seriedad— tenías razón. Él... él es diferente —. Esta vez era el turno del ojiazul para asentir. —Está siendo muy paciente conmigo y yo creo, no sé, creo que podría intentarlo.

—¿Sientes algo por él? —continuó preguntando en el mismo tono serio el moreno, sin dejar de escrutar el rostro del Omega. Jared se estremeció pensando la respuesta, ¿sentía algo por él? Notó como una nueva ola de calor recorría su cuerpo a la vez que un estremecimiento se deslizaba desde lo más profundo de su columna vertebral hasta el último vello que cubría su enorme cuerpo. La cabeza le dio vueltas y tuvo que alargar la mano instintivamente para sujetarse al borde de la camioneta.

—¿Jared? —dijo Misha preocupado a la vez que extendía su brazo para ayudar a su amigo a mantener el equilibrio. —¿Qué te pasa? Te has puesto blanco —. El castaño aprovechó el apoyo del brazo del beta para acercarse de nuevo al coche y sentarse otra vez. Cerró los ojos con fuerza mientras apretaba con los dedos el puente de su nariz intentando controlar la punzada de dolor. —Me estás asustando —dijo el moreno con aprensión.

—Ya se pasa —jadeó el castaño, lo cual, no sirvió para alejar la preocupación de su amigo. —Llevo unos días raro... —continuó— debe ser un virus o algo —. Jared se concentró en tratar de ajustar su respiración, intentando relajarse mientras pensaba qué diablos podría ser lo que le estaba sucediendo, si no fuera porque era totalmente imposible, diría que los síntomas eran muy parecidos a los provocados por la cercanía de un celo. Decidió que hablaría después con Jensen, tal vez pudiera llevarle a ver al doctor Beaver y averiguar lo que le pasaba.

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