Explorando el vínculo

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Capítulo 24

A las nueve menos cuarto Jensen estaba listo y esperando al pie de la escalera. Paseaba de un lado a otro arreglando una y otra vez el cuello de su camisa, y estirando de los puños las mangas de la americana gris marengo que llevaba. Christian le observaba divertido ahogando una risilla maliciosa, mientras se apoyaba contra el marco de la puerta del salón.

—Te quedaran largas antes de salir si sigues así —dijo en tono jocoso. El rubio frunció el ceño mirándole con fingido odio. —Vamos Jensen, relájate.

—Es muy fácil decirlo —gruñó el Alpha. —Además, sé de alguien que necesitó casi una botella de whisky y fumar algo más que tabaco antes de pedir salir a un rubio de pelo largo —. Christian se enderezó molesto y dispuesto a rebatir esa afirmación, cuando sintió como su cara enrojecía al oír la melodiosa voz de Steve a su espalda.

—¿En serio? —preguntó el rubio acercándose hasta rodear la cintura de su Alpha por detrás. Jensen sonrió triunfante.

—Puedes estar seguro —rio el ojiverde— no sé cómo fue capaz de articular palabra, o como fuiste capaz de entenderle.

—Bueno... —dijo el Beta— no articulaba muy bien, ciertamente... Pero no tuvo problemas en hacerme entender —continuó con picardía inclinándose hasta tomar los labios de su pareja que, no dudó en corresponderle a pesar de la vergüenza.

—Demasiada información —gruñó Jensen con una mueca de asco.

—Tú empezaste —dijo el capataz. Todos rieron hasta que un leve carraspeo llamó su atención e hizo que se giraran de nuevo a la escalera.

Solo un escalón por encima del nivel del suelo, Jared sonreía tímidamente a los tres pares de ojos que le contemplaban. El castaño había hecho uso del nuevo vestuario que compró con Jensen al poco tiempo de instalarse en la casa y, que hasta ahora no había tocado ya que se limitaba a la ropa de trabajo diaria. Enfundado en unos vaqueros gris oscuro que le quedaban perfectos. Completaba su atuendo con un fino jersey negro con un pronunciado cuello en V y una cazadora de cuero. Los ojos de Jensen se clavaron sobre el fino collar de cuero ajustado a la prominente columna que era el cuello del Omega. Sus iníciales J.A. grabadas sobre la cuenta de acero, que descansaba en el hueco que nacía de la unión de éste con las marcadas clavículas, la blanca cicatriz de su vínculo tapada solo en parte por el borde del jersey. El Alpha humedeció sus labios para luego atrapar el inferior entre sus dientes en un gesto que solamente demostraba lo complacido que estaba con lo que veía y que de ninguna manera paso desapercibido a los ojos de su pareja que no habían perdido detalle de cada reacción del ojiverde.

Jensen no se quedaba atrás, una camisa blanca, bajo la americana gris, desabotonada en los dos primeros ojales, mostraba la piel bronceada del Alpha que también había optado por unos vaqueros oscuros. El pelo del rubio estaba cuidadosamente desordenado, brillante por el gel y su rojiza barba lucía recién arreglada. Sus ojos brillaban como aquella tarde en el río y Jared no pudo dejar de notar como sus rodillas flaqueaban ante la intensa mirada del Alpha.

—¿Nos vamos? —preguntó el rubio a la vez que le ofrecía la mano para que la tomara. Jared la miró durante un segundo, dudando si debía hacerlo, pero, al fin y al cabo, aquello no funcionaría si no ponían los dos algo de su parte. Con gesto vacilante, acercó la suya hasta posarla sobre la palma de su pareja, que la cerró con firmeza sobre sus dedos a la vez que le ofrecía una sonrisa resplandeciente.

El contacto fue un latigazo que sorprendió a los dos y que les hizo mirarse buscando una explicación que ninguno podía dar. La sorpresa dio paso a una especie de calma, una tibieza que fluía del uno al otro y que de alguna manera les relajaba. Jensen apretó el agarre y tiró del brazo de su compañero guiándole hacia la puerta de la calle.

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