Capítulo 3
Jensen colgó el teléfono después de casi cuarenta minutos de conversación. Se dejó caer hacia atrás en el mullido respaldo del sillón de su oficina, masajeándose los ojos con cansancio. Sabía que debía delegar más y que tanto Tom como Mike e incluso Chris si hubiera hecho falta, serían muy capaces de ocuparse de esto, pero el transporte de esos caballos hasta Míchigan era demasiado importante y le estaban poniendo demasiados problemas.
El transportista no se había mostrado tan seguro en sus reivindicaciones al saber que era el mismo Sr. Ackles el que le llamaba y finalmente había accedido al nuevo acuerdo propuesto por el empresario, al fin y al cabo, tampoco era un cliente que quisiera perder, solo había pensado que podría sacarle un poco más de beneficio apretando un poco las cuerdas. Finalmente, no había conseguido gran cosa y no estaba seguro de que tras hacer la entrega la Yeguada Ackles volviera a contar con él. En fin, había jugado sus cartas y estaba casi seguro de haber perdido.
Jensen giró en su sillón echando un vistazo por su despacho, un amplio espacio, iluminado por un gran ventanal frente a su mesa, los muebles, todos de madera noble y un gran sillón de cuero blanco, las paredes color crema estaban llenas con los diplomas de Jensen, cuadros de caballos, premios y escarapelas que ya casi no tenía donde colgar. Las estanterías llenas de catálogos, libros de genética y anuarios de cría. Ese era su mundo, al que dedicaba cada minuto que estaba despierto.
Jensen Ackles era con tan solo treinta años un hombre de éxito, éxito logrado con no poco esfuerzo a pesar de lo que algunas malas lenguas pudieran decir. Se había criado en un rancho y su padre le había inculcado el amor por los caballos, aunque su progenitor nunca había tenido buen ojo para ellos, pero él sí, él los adoraba, pasaba horas y horas estudiando sobre ellos, empapándose de revistas y artículos especializados. Estudió biología y genética e hizo un máster en administración de empresas.
Sus padres murieron antes de que él terminara de graduarse dejándole en herencia el pequeño rancho y unos pocos dólares ya que el lugar daba escasamente para mantenerse. Jensen decidió arriesgarse en aquel momento, vendió todos los animales que tenía menos el caballo que su padre le regaló al cumplir los dieciocho, el setenta por ciento de las tierras y se gastó todo el dinero en comprar dos yeguas importadas y un semental bayo de una de las más reconocidas yeguadas de Texas.
Todo el mundo pensó que estaba loco, todos menos su amigo Chris, otro apasionado de los caballos como él, que no dudó en dejar la casa de sus padres para mudarse con su amigo y acompañarle en esa locura. La "locura", casi diez años después, daba como resultado que la Yeguada Ackles era una de las más grandes e importantes de EEUU, especializados en caballos de carreras, también tenían una amplia representación en el mundo de la doma clásica y vaquera.
Su influencia se hizo importante, nadie se atrevía a despreciar un negocio con él y algunas autoridades le tanteaban para iniciar una carrera política a la que él amablemente se negaba pero que secretamente le tentaba, aunque hoy por hoy, tenía demasiadas cosas de las que ocuparse.
Jensen recuperó los terrenos vendidos y los amplió con creces, haciendo que el pequeño rancho familiar solo fuera una sombra de lo que era ahora. Jensen se había convertido en el Alpha de una pequeña manada que empezó con Chris y que ahora contaba con otros seis miembros más. Todos vivían en el rancho ocupados en diferentes labores de importancia, el resto del trabajo que era mucho estaba a cargo de empleados externos.
El rubio se levantó dirigiéndose a la ventana de su despacho. Desde allí podía ver la pista de entrenamiento. Se rascó la barba de forma distraída a la vez que una sonrisa asomaba a sus labios. Ya estaba bien de encierro, él era un hombre de campo, necesitaba aire. Con paso decidido salió de allí camino a la pista donde había visto apoyado a Chris. Cuando llegó se apoyó en la valla junto a él. Su amigo se giró a verle dándole una fuerte palmada en el hombro a modo de saludo.
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Instinto
FanficLa vida de Jared se verá condicionada por un hecho que él no puede controlar, algo que nunca imaginó y que es intrínseco en su personalidad, algo que le llevará a recorrer un tortuoso camino sin esperanzas. Maravillosa portada a manos de @NicBarret