Instinto

Epílogo

Epílogo

****** 7 años después ******

No, definitivamente, Jensen no era de los que remoloneaban en la cama, le quedaba perfectamente claro en cada uno de los días que habían pasado desde aquella primera noche que habían pasado juntos hacía ya más de siete años. —Siete años... —pensó aún medio adormilado haciendo que una pequeña sonrisa asomara a sus labios a la vez que giraba la cabeza y se cubría un poco más con las mantas intentando evitar las primeras luces del día que se colaban por la ventana. Ni en el mejor de sus sueños se hubiera imaginado que algún día tendría una vida así, una vida propia.

Jensen salió del baño, después de haberse dado una refrescante ducha, con el cuerpo aún medio mojado y una toalla sujeta a su cintura. Rio divertido al observar la maniobra con la que su Omega pretendía evadirse de la luz y con ello de la obligación de abandonar de una vez la cama. Caminó hasta ella y se recostó a la espalda del castaño, rodeando con el brazo su cintura y atrayéndolo hacia él. Deslizó la ropa que le cubría hacia abajo y frotó su rostro y su pelo húmedo contra el cuello y los hombros de su pareja que se estremeció por el cambio de temperatura.

—Eres cruel... —gruñó entre dientes el Omega. Jensen rio antes de dejar un beso detrás de su oreja.

—Y tú pareces un oso... A veces creo que hibernas —contestó divertido. Jared se giró dentro de su abrazo para mirarlo con los ojos entrecerrados y el ceño fruncido.

—No parezco un oso, solo estoy cansado y la culpa de eso en su mayoría es tuya —dijo ofendido.

—¿Mía? —, abrió los ojos con falso asombro. —No sé de qué me hablas...

—Jensen..., yo pareceré un oso, pero tú pareces un mandril... —dijo con malicia.

La carcajada del Alpha retumbó en toda la habitación, Jared le observó divertido mientras acariciaba distraído el fuerte torso de su pareja, sus dedos siempre rodeando inconscientemente la blanca cicatriz recuerdo de aquella bala. Jensen se serenó y sus miradas se cruzaron, limpias, intensas y brillantes. Se inclinó hacia su pareja y le besó con una delicada sensualidad. Jared suspiro con ese beso.

—No te oigo quejarte ninguna noche... —susurró sobre sus labios para luego volver a besarlo. Jared se apretó más a él, deslizando sus enormes manos por la espalda del Alpha mientras calculaba mentalmente si tenían tiempo para algo más que unas cuantas caricias.

—Soy demasiado débil en todo lo que respecta a ti... —dijo seductor— recuerdo bien que dije que no permitiría que te volvieras a acercar a mí ni con un palo —dijo frunciendo el ceño pensativo— la verdad..., debería alejarme... —continuó enfurruñado y poniendo sus manos sobre el pecho del Alpha para apartarle. Jensen rodó los ojos ante el gesto infantil de su pareja y se movió con rapidez para colocarse hábilmente sobre él impidiéndole huir a ninguna parte.

—Oh vamos Jay..., han pasado casi tres años. ¿Aún estamos con esas? —preguntó con una falsa preocupación que quedaba aún más clara por el brillo divertido de sus ojos.

—No te lo perdono... —continuó el castaño en ese tono infantil que al Alpha le parecía adorable.

—Si lo haces...

—No.... —. Jensen lo besó de nuevo, acariciando con su lengua los cálidos labios del Omega que se abrieron gustosos correspondiendo el beso.

—Estabas adorable... —dijo en tono cariñoso

—Mientes...

—Me encantabas..., suave, calentito... —decía el Alpha mientras acariciaba su pelo y le dejaba pequeños besos por toda la cara— daba gusto dormir a tu lado... —dijo justo antes de volver a sus labios.