CAPÍTULO 29: El mar y los helados son una buena combinación.

81 7 7
                                    




No hablamos mucho durante el trayecto. No sabía que decir en un momento como este. Para ser sinceros no me podía creer que estuviera en una furgoneta, de camino a no sé donde, sin haberle dicho nada a mis padres, sin ropa de repuesto y acompañada, nada más y nada menos que de Zachary Brown, "El Inalcanzable".

"Esto tiene que ser una broma por parte de él. Tiene que serlo." -pensaba mientras lo veía sonriendo sin parar atento a la carretera con su pelo moviéndose debido a la brisa de verano.

No pude dejar que una leve sonrisa se pronunciara en mi dentadura. Estaba contenta por él, parecía feliz. No, no lo parecía. Lo era. ¿Y yo? ¿Estaba feliz?

"Por mucho que digas que no lo estás disfrutando"

Llegamos a una especie de puerto que a la vez era el paseo marítimo. Al principio no me percaté del lugar que se trataba hasta que vi el gran cartel de la entrada.

- ¡El Pier de Santa Mónica! ¡El mejor lugar del mundo para comerse una pizza! -gritó entusiasmado Zac mientras se estiraba.

- Qué irónico que tu lugar favorito sea un lugar con una montaña rusa y una noria gigante ¿no? -dije sonriendo.

- ¡Yo no he dicho que nos vayamos a montar! ¡Vamos a comernos una pizza mirando al mar!¡Nada de alturas!

Reí a carcajadas. Zachary Brown era muy débil a veces. Y eso me gustaba.

- ¿Comemos ya o qué? ¡La pizza se va a enfriar! -Dijo mientras se sentaba en un banco que daba al mar.

Las vistas eran preciosas. Se veían barcos pasar, gente paseando, niños gritando de emoción después de haber bajado de la montaña rusa...

- ¿No es increíble? -Suspiró Zac después de haber estado cinco minutos comiendo en silencio.

- Sí, este sitio es genial. Nunca había estado. -Ante este comentario Zac me miró incrédulo para después decir:

- Estarás de broma ¿no? -Negué con la cabeza.

- Es increíble que lleves dos años viviendo aquí ya y no hayas salido de tu barrio.

- También es increíble que un chico como tú decida pasar lo que queda de verano conmigo en vez de irse con sus amigos. -Le dejé callado.

- No me arrepiento. -Dijo al cabo de un rato.

- ¿Seguro?

- Nunca lo había estado tanto.

- No me creo que estés tan seguro teniendo de acompañante de viaje a una aburrida como yo que no ha probado helados de todos los sabores y que ni siquiera ha salido de su barrio.

- Pues con más razón no me arrepiento. Si te tengo que llevar a la otra punta de Estados Unidos, lo haré. Pero no dejaré que te pierdas las maravillas que la vida puede ofrecerte. No me arrepiento de este viaje, ni de las clases, ni de que pruebes helados conmigo. Porque lo haces conmigo, y es lo que me importa, Amanda.

"¡Joder!"

Después de decir esto, Zac fue a tirar a la basura la caja de pizza, ya vacía.

Pero pasaron diez minutos y él no había llegado.

"¿Cuánto tarda en tirar una simple caja?" Al pensar en las cajas recordé la primera vez que hable con él. Aquella estúpida caja de cartón que había vaciado para ver al vecino por el que había sentido un "flechazo"

"¡Qué tonta era!¡Menos mal que ahora no caigo a la primera!"

De repente, una mano me agarró el hombro obligándome a girarme para encontrarme con un Zachary Brown sonriente que sujetaba dos vasos de helado de nata decorados con todo tipo de toppings.

- Está increíble. -Dije relamiéndome los labios, los cuales estaban todos manchados de helado.

- Ja ja ja, te dije que este sitio era mi favorito, porque los helados de aquí también son mis favoritos.

- ¿Tardaste tanto por los helados?

- Bueno... En realidad no. Intenté jugar a derribar las latas para ganar un pin del sinsajo para ti pero... Se me da muy mal la puntería. Lo siento.

"¿Un pin del sinsajo? ¡Increíble! ¡Sólo le había contado mi obsesión por Los Juegos del Hambre a mis mejores amigas!" "¿Significa eso que Zac es mi mejor amigo? ¿O algo más?"

- Amanda... Lo siento, no estés enfadada.

- No, no lo estoy, para nada. Solo que me sorprende que me conozcas tanto.

- Me percato de detalles. -Dijo sonriendo.

Al decir esto me volví a acordar de los detalles de mi habitación. Las fotos, todas perfectamente alineadas en la pared al lado de mi cama. Y se me ocurrió que el chico que me conoce tanto también merecía un puesto.

- Zac ¿Te sacas una foto conmigo? -Pregunté avergonzada.

- Eso no se pide. -Sonrió y posteriormente saqué mi móvil, activé la cámara, y nos sacamos una foto, sin haberme percatado de mis labios manchados de helado.

- ¡Es horrible! -Grité al ver la foto que nos habíamos sacado.

- ¡Qué dices! ¡Es muy bonita! Y natural... Los labios de blanco te hacen más graciosa aún.-Resoplé.

- Bueno, ahora que ya hemos terminado... ¡Qué comience de verdad nuestro viaje!

Dicho esto, nos montamos en su furgoneta y volvimos a la carretera camino a otro lugar insólito.

En el coche volví a fijarme detenidamente en la foto y me di cuenta de que Zac tenía razón. Era una foto preciosa. Yo sujetaba el móvil y sonreía con mis labios manchados mientras él fijaba su mirada en mí y mostraba una sonrisa cómplice. En nuestras manos los helados, y de fondo una gran noria y una montaña rusa. Simplemente era la combinación perfecta. Parecíamos una pareja.

Te amaré cuando deje de odiarte.        #Wattys2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora