Era un Viernes noche, a eso de las 00:15 cuando mi prima Katrina y yo salíamos de aquel pub. Queríamos salir de allí, ya que nosotras no soportábamos el humo tanto tiempo, era un agobio.
Nos sentamos en un bordillo que había a 5 metros de nosotras. Miré a mi prima, ella me devolvió la mirada y me dijo:
-Tienes el rimel corrido, pareces un zombi, jajaja.
+Anda, cállate imbécil, que tú también aji aji.
-Oye, podríamos ir en busca de fiesta, ¿qué te parece?
+Vamos a tardar en encontrar algo bueno, porque aquí no hay muchos sitios libres de canis y chonis.
-No pasa nada, tenemos tiempo de sobra, mejor que estar aquí sentadas.
+También es verdad, AMONÓ'.
Cuando estábamos a punto de levantarnos de aquel bordillo vimos a dos chicos doblar la esquina y parecían perdidos.
-Oye, ¿sabéis algún sitio para quitarnos el aburrimiento? Veréis, es que no conocemos mucho esta ciudad y no sabemos por donde tirar.
Yo me quedé flipando al ver que uno de ellos llevaba una sudadera de un creeper. ''Ana por favor, no te pongas roja como un tomate, vas a parecer idiota'' pensaba cada vez que le miraba.
-Nosotras vamos a buscar algún lugar donde se esté bien, ¿os venís? -contestó mi prima al ver que yo no podía hablar.
-Vale, guay. -contestó el de la sudadera de creeper.
Al levantarnos el chico con el que me había quedado hipnotizada me preguntó:
-Hey, ¿cómo te llamas?
+Me...me llamo Ana, ¿y tú?
Me quedé aún más pillada cuando vi que tenía los ojos de distinto color. Uno era verde y otro amarillo. Era la primera vez que veía algo así.
-Bonito nombre, me llamo Alex, encantado.- dijo mirándome con esos grandes ojos y esa media sonrisa que empezó a brotar.
-Igualmente.-le devolví la sonrisa.