Sábado. Era un día de los que las nubes dejaban brillar al Sol, pero no completamente. A los pajarillos se les veía felices, y mientras veía caer las hojas de otoño al suelo desde la cama de Álex, pude oler a desayuno recien hecho. Hoy me sentía bien, con ganas de comerme el mundo, o a Álex, que resultaba ser lo mismo. "Hoy intentaré que sea un día inolvidable, porque sí, porque puedo." pensaba mientras sonreía y miraba al techo con cara de adormilada aún.
-¡Buenos días chiquitina! ¿Qué tal has dormido? -dijo, para después darme un dulce beso.
+¡Qué susto me has pegado, jo! Buenos días cielo, he dormido muy bien gracias a que me has abrazado toda la noche. ¿Y tú?
-¿Cómo crees que he dormido? He dormido con la persona más bonita de mi vida. ¿Cómo te quedas? Encima le he preparado un desayuno delicioso que le está esperando abajo.
+Mira que eres tonto. Tú lo que quieres es inflarme y comerme. -dije entre risas.
-Quizá sea eso.
*Narra Sergio*
Los rayos de Sol me despertaron, para avisarme de que la tenía a mi lado, aún durmiendo y con una carita preciosa. No quería despertarla, así que me esperé y mientras observada atónito como ella dormía. A los 10 minutos, vi cómo se despertaba, como si de un bebé se tratase. Delicada y dulcemente.
-Buenos días cariño, ¿cómo estás? ¿Dormiste bien?
+Buenos días, tonto. He dormido muy bien. ¿Y tú?
-Estupendamente princesa. -dijo con una gran sonrisa.
+No sonrías así.
-¿Por qué?
+Enamoras.
-Que idiota, enana.
+No me digas enana, que sabes que te mato.
-¿Si? A ver, prueba.
+¿Te crees que no soy capaz? ¿Eh?
Se montó encima mía, y empezó a hacerme cosquillas, pero poco duró porque de la risa tuvo que parar.
+Jajaja, ¡para!
-No hasta que me des un beso.
+Vale vale, jajaja ¡pero para!
-Está bien. Anda, vamos a desayunar.
Ella iba delante mía, y yo mientras, veía como se movían sus caderas, que me dejaban tonto. Hasta que la cogí por sorpresa y la monté en mi hombro.
+¡Aaaah! ¡Bájame idiota! Dijiste que pararías.
-Claro, y he parado. He parado de hacerte cosquillas.
+Jope. ¿Y qué tengo que hacer?
-Dime que me quieres.
+¿Acaso no lo sabes ya? Vaaaa, bájame.
-Así no se piden las cosas, señorita.
+Serás...
-Dime que me quieres, y te bajaré.
+Vale vale, te quiero, te quiero mucho, pero suéltame por favor.
-Eso está mejor.
La bajé, le di un beso rápido y la agarré de la mano.
Bajamos y vimos a Álex y a Ana desayunando entre risas. Por lo que se ve estaban muy bien y se habían despertado de buen humor.
-¡Buenos díaaas!
+Buenos días dormilones, ya era hora eh. -dijo Álex.
-¿Qué dices? Pero si son las 10:30.
+Si claro, en Canarias.